Medicina

Los poderes del chamán

Al visitar la población tacana de San Silvestre, en el norte del departamento de La Paz, es común ver a niños que lavan los platos en los arroyos o que juegan con los chanchos.  La aldea vive sobre todo en condiciones precarias.  El presidente de la organización territorial de base del lugar, Feliciano Chau Yoamona, arguye que tal vez por eso los menores de su zona enferman bastante.  “Ni siquiera tenemos un botiquín en este lugar.  La mayoría va a la posta sanitaria de Tumupasa (a media hora de caminata) cuando tiene algunos problemas de salud”.

No obstante, la autoridad prefiere evadir la estrategia del grueso de la población de su región, y prefiere las curas tradicionales, aquellas que le enseñaron a emplear sus abuelos desde niño.  “Yo no conozco de vacunas.  Yo mastico y tomo la hiel de la calucha (ardilla) cuando estoy con tos o resfrío”.  Entre los tacanas, los curanderos son los que aplican este tipo de remedios, ellos reciben el nombre de chamán ecuai, jefe, quien organiza ritos para solicitar a las ánimas por la buena salud física y hasta espiritual, complementa el antropólogo José Teijeiro Villarreal.

Los misioneros evangelistas John e Ida Ottaviano sostienen que estos originarios que habitan las tierras bajas, por ejemplo, recolectan en sus casas el aceite de la nuez de la palma con propósitos medicinales y para masajes corporales, así como brillantina para acicalarse el pelo.  Ellos recurren también a la manteca del tigre para paliar los problemas producidos por el reumatismo, o a la de caimán para luchar contra los resfríos.  La palmera motacú porta otros beneficios: su semilla tiene un apreciado aceite medicinal y su raíz posee un líquido que puede tratar la anemia.

El antropólogo Wigberto Rivero Pinto manifiesta que los curanderos tacanas emplean hasta hojas de coca para sus rituales, lo cual demuestra una influencia quechua. Sus principales retos son la atención de males propios del clima, como la malaria, la espundia, la leishmaniasis o la tuberculosis.  “Los ancianos prefieren la medicina ancestral, aunque hay hospitales en San Buenaventura e Mamas, y en Tumupasa hay un centro de atención, pero en éstos hay una atención des-personalizada, o sea, los médicos no toman en cuenta los aspectos culturales de esta etnia”.

Teijeiro sostiene que en cada familia la madre cumple el papel de curandera, como en el caso de los partos.  “Sin embargo, siempre hay una persona que sabe más que el resto y cuando su capacidad de conocimiento ha sido rebasada se recurre a otra con mayor control de las curaciones naturales.  Cuando la cosa es grave, no hay otra opción que ir a los nosocomios, aunque a veces es un drama porque éstos se hallan muy lejos de los poblados”.  Por ejemplo, los de San Silvestre deben viajar hasta una hora en vehículo para acceder a la clínica principal de San Buenaventura.

Este centro de salud está a cargo de Carlos Hinojosa Tito.  “En la provincia Iturralde de La Paz, en San Buenaventura hay un hospital central y cuatro puestos de avanzada.  En Tumupasa hay un médico y dos auxiliares.  Como política aplicamos una atención sin restricción, en especial a los provenientes de las etnias cercanas (tacanas y ese ejjas) porque son gente que tal vez nunca visitó un médico. Basta que digan que son comunarios rurales y son rápidamente atendidos.  Y se intenta que sus medicamentos sean gratuitos.  Asimismo, asistimos a sus aldeas con campañas de vacunación para menores y mujeres”.

La pareja Ottaviano complementa que la falta de higiene entre los tacanas, la ausencia de letrinas y la recolección del agua en recipientes donde lavan ropa o se bañan dan como resultado un alto grado de infección por males transmisibles de los intestinos: las lombrices, los anquilostomas y las amebas son comunes.  “Los curanderos emplean penicilina, sulfa y medicinas occidentales contra estos bichos, y se hacen cada vez más dependientes de ellas”; e igual hay los que acullican coca, tragan tabaco e ingieren alcohol para sanar al enfermo y punimear (alejar) a los malos espíritus.

El Consejo Indígena del Pueblo Tacana elaboró planes y programas de salud dirigidos a los villorios del norte paceño respetando sus valores culturales, mientras que la Central de Pueblos Indígenas de La Paz logró la presencia de médicos tradicionales en las comisiones de Salud, mediante un acuerdo con el Ministerio de Salud para la vigencia de 50 cupos en la formación de asistentes indígenas y un proyecto de difusión sobre los derechos ciudadanos a la atención en salud, algo que busca revitalizar la medicina ancestral en las etnias de tierras bajas.