Después de la independencia, el neoclásico de corte español fue reemplazado por el espíritu francés y también por el italianizante que se refleja en el municipio cruceño.
Neoclasicismo Republicano
El reducido número de obras neoclásicas que se había construido al final del período virreinal, obliga a interpretar al Neoclasicismo como un estilo republicano. Después de la independencia se inaugura la Catedral de Potosí y se inicia la construcción de tres grandes obras neoclásicas: la Catedral de La Paz, el pórtico placero de la Catedral de Cochabamba y la Catedral de Santa Cruz.
Posteriormente, se construye una serie de edificaciones públicas y privadas que confirman la vinculación de la nueva élite gobernante con la estética universalizante del neoclasicismo. Así, después de la independencia, el neoclásico de corte español fue reemplazado por el de espíritu francés (Paseo de la Alameda en Sucre) y también por el italianizante (Municipalidad de Santa Cruz).
Urbanismo Haussmaniano
La segunda mitad del siglo XIX coincide con la influencia del higienismo urbano generado por las intervenciones de Haussman en París, que tienen como consecuencia el reemplazo de las plazas de armas españolas, abiertas y libres de vegetación, por las plazas tipo parque de corte francés. Prácticamente todas las plazas del país son convertidas en parques, construyéndose los paseos, diagonales, fuentes y monumentos como hoy las conocemos. En las principales ciudades se construye bulevares, avenidas con camellones centrales, obeliscos y arcos triunfales clásicos.
Art Nouveau y Art Decó
Fueron pocas las obras nacionales que se inspiraron en el Art Nouveau y el Art Decó, relegados más que todo a la decoración de los ambientes interiores de algunas viviendas de la élite banquera y minera. Además de algunas viviendas y locales comerciales de La Paz y Cochabamba, y el Palais Concert de Oruro, el Art Nouveau en Bolivia tuvo sabor a poco. Un ejemplo notablemente tardío de eclecticismo y Art Nouveau, lo constituye el Palacio Portales que mandó construir Patiño en Cochabamba.
Historicismo y eclecticismo
El incremento del intercambio comercial con Europa, gracias a la construcción de los ferrocarriles y las exportaciones de minerales junto a la incorporación de las zonas gomeras a la economía nacional, permitieron que la arquitectura boliviana experimente, entre 1870 y 1930 una notable dinámica, dominada por arquitectos europeos o al menos, fuertemente influenciada por el eclecticismo francés, y el historicismo inglés.
La influencia colonial inglesa, tímidamente manifestada durante el siglo XIX, logró notoriedad con el cambio de siglo. El historicismo, que desarrolló ejemplos importantes como el Palacio de la Glorieta en Sucre, varias viviendas en esa misma ciudad y en La Paz, la Delegación Nacional de Cobija, y la serie de templos neogóticos que hasta 1940 se construyeron por todo el país. La influencia academicista francesa fue más duradera e importante, y se manifestó a través de un eclecticismo controlado, muy aproximado al neoclásico. Ejemplos notables son el Palacio de Gobierno de Sucre y el Parlamento en La Paz. De influencia flamenca, la Municipalidad paceña se destaca por su rigurosidad formal, comparable al esquematismo clásico del Pabellón Sandoval del Hospital de Santa Cruz, ciudad en donde la arquitectura del auge gomero es dominada, por constructores italianos y yugoslavos.
Neocolonial
Aunque su nombre pareciera no incluir lo precolombino, desde que la tendencia Neocolonial se inició en California en 1887, se inspiró también en la arquitectura precolombina. Por ello, no debe extrañar que el primer ejemplo en Bolivia sea el Palacio Tiahuanaco en 1917, de influencia tiahuanacota. La consolidación de esta tendencia en Bolivia, vinculada tanto al eclecticismo como a la modernidad, se dio a partir de la celebración del Centenario en 1925, acontecimiento que motivó un importante esfuerzo colectivo por comprender la bolivianidad, reforzado por el nacionalismo surgido ante la inminencia de la Guerra del Chaco. Consecuencia de esa conciencia por lograr una arquitectura “nacional” son una serie de viviendas por todo el país, que rescatan diferentes elementos de la arquitectura virreinal y precolombina, destacándose la Casa Gisbert (La Paz) y la Casa Bonino (Santa Cruz). Otra edificación pública significativa de esta primera tendencia básicamente americana e igualmente inspirada en la herencia tiahuanacota, es el edificio central de la Universidad Mayor de San Andrés (1948), una suerte de obra articuladora entre el pasado y la modernidad.