El movimiento insurreccional que culminó con la toma del poder en abril de 1952 es uno de los grandes hitos de la historia boliviana. Los protagonistas fueron los trabajadores de las minas y de las fábricas.
Juan Lechín Oquendo - Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB).
El 9 de abril en La Paz.
La derrota del MNR en la guerra civil de 1949, lejos de desmoralizar a sus dirigentes, les sirvió de acicate para continuar la lucha. Este espíritu se templó aún más con el triunfo electoral que obtuvo en 1951, anulado por Urriolagoitia en una acción repudiable conocida como el “Mamertazo” que entregó el gobierno a una junta militar. El MNR hizo causa común con la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), a cuya cabeza se encontraba Juan Lechín Oquendo. Este, a su vez, tomó contacto con otras fuerzas sindicales como fabriles, ferroviarios y gráficos que se incorporaron a la lucha. Siguiendo una tradición política boliviana, el MNR preparó una conspiración junto a militares y carabineros. De esa manera logró comprometer a altos jefes del ejército para dar un golpe de Estado que llevara al MNR al gobierno. Pero la dinámica de los acontecimientos hizo variar estos planes. Los trabajadores salieron a las calles de La Paz y, luego de tres días de combates, derrotaron a las fuerzas regulares del ejército leales al viejo sistema.
La integración del oriente
La consecuencia más saludable que produjo la Revolución Nacional fue vincular el Oriente con el resto del país pues esa región permanecía al margen de la vida económica nacional. En Santa Cruz hubo frustración pues sucesivos gobiernos no construyeron el ferrocarril a Cochabamba, ni dotaron a la ciudad con obras urbanas.
Esta situación cambió de manera drástica con la decisión de concluir la carretera asfaltada Cochabamba-Santa Cruz, cuya construcción había empezado unos 15 años antes. Otro hecho fundamental fue la construcción del ingenio azucarero Guabirá, al norte de Santa Cruz, para lo cual se emplearon recursos generados por la minería estatizada, así como créditos internos de las reservas monetarias del Banco Central. Esto hizo posible un inusitado desarrollo rural al que contribuyeron las migraciones tanto orientadas como espontáneas de población procedente del altiplano y valles. Estas dos obras fueron precursoras de la gran prosperidad que experimentaría Santa Cruz en los años inmediatamente posteriores.
Cronología
1949 | La guerra civil.
1951 | Elecciones ganadas por el MNR con 39.000 votos contra 13.000 de los republicanos y 5.000 del PIR. EI presidente en ejercicio, pasó el poder a los militares para evitar que el MNR gobernara el país.
Las medidas revolucionarias
Tomas Monje G., Néstor Guillén O., Enrique Hertzog G., Mamerto Urriolagoitia H.
Triunfante la revolución, la acción del gobierno se centró en tres puntos principales: nacionalización de minas, reforma agraria y voto universal. El 31 de octubre de 1952 (a los seis meses del triunfo revolucionario) las empresas pertenecientes a los tres grandes grupos mineros (Patiño, Hoschild y Aramayo) pasaron a poder del Estado a través del nuevo ente público que se llamó Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL). El 2 de agosto de 1953, en la localidad cochabambina de Ucureña, se firmó el Decreto de Reforma Agraria que otorgó la propiedad de la tierra a los antiguos colonos de origen aimara y quechua que estaban sujetos a un sistema de trabajo reminiscente de la época feudal. Se estableció un régimen para las dotaciones y adjudicaciones de tierras que variaba de acuerdo a las características de las distintas regiones del país. Ese mismo año se dispuso que la condición de ciudadano se extendiera a todos los bolivianos independientemente de su grado de instrucción o renta. De la misma manera y por primera vez, se otorgó a las mujeres el derecho al voto. La nacionalización de las minas se produjo en circunstanciasen que el precio del estaño y otros minerales había sufrido un notable descenso y, como consecuencia de la euforia revolucionaria, la producción se redujo considerablemente. Esto significó una severa disminución de los ingresos fiscales que posteriormente conduciría a la primera hiperinflación que sufrió el país. La Reforma Agraria, si bien reparó una ancestral injusticia social e incorporó a las masas campesinas a la vida política, hizo retroceder la producción agrícola, por lo que el país se vio obligado a importar alimentos en una proporción aún mayor que en la época anterior. Los campesinos se organizaron en sindicatos agrarios que se impusieron la tarea de defender las nuevas conquistas revolucionarias, pero, en el fondo, respondían a las orientaciones políticas del MNR, lo que condujo a que este partido se convirtiera en hegemónico y autoritario. En las minas y en los establecimientos fabriles se organizaron las células armadas del MNR que sirvió también de apoyo político a este partido, pero cuya influencia en la producción no fue necesariamente positiva.
El POR y la Diablada
“En Oruro, los compañeros del POR eran mineros y ferroviarios. Uno de ellos, Paulino Joaniquina, era dirigente de la mina San José y asistía a las reuniones del grupo trotsista, Un día, Paulino no vino porque estaba en la diablada. Yo me quedo con los ojos cuadrados. Imagínate: marxista, trotskista, y en la diablada. Un día me acerqué a ver y ahí estaba con su máscara de diablo, pegando saltos y danzando. Bueno, así es la vida. ¿Qué vas a hacer? ¡Paulino no bailaba por “la entrada” sino porque había que bailar en la diablada! Evidentemente significaba prestigio en el sentido de que era uno de nosotros. Pero no lo hacía porque era uno de nosotros. ¡Él bailaba en la diablaba porque bailaba en la diablada!...”
El MNR hegemónico y represivo
La revolución de 1952 estuvo fuertemente inspirada en el paradigma de la Revolución Mexicana. Esta, consolidó la preeminencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el único admitido en el nuevo orden. Siguiendo los pasos del PRI, los dirigentes del MNR crearon poderosas células partidarias (llamadas “comandos”) en todos los sectores sociales que habían recibido beneficios de la revolución: obreros, campesinos y clase media, esta última, receptora de prebendas como cupos de importación y divisas a cambio preferencial, dentro de la peculiar política económica establecida por el gobierno. La organización celular del MNR se extendió a estudiantes y profesionales llegando hasta las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. Quienes no portaban la credencial de afiliación al MNR eran una especie de ciudadanos de segunda clase. La oposición fue drásticamente reprimida y su participación en elecciones estaba sujeta a la voluntad del gobierno. Este creó centros de confinamiento y reclusión en tres sitios principales: Curahuara, Corocoro y Uncía, donde fueron enviados militantes de Falange Socialista Boliviana (FSB), ex militares y ex cadetes defenestrados por la revolución, así como muchos ciudadanos apolíticos tildados de “rosqueros”. En el penal de San Pedro en La Paz también se abrió un amplio pabellón para presos políticos el cual fue conocido como “Guanay”. A la cabeza del primer gobierno del MNR (1952-1956) estuvo Víctor Paz Estenssoro a quien se le había escamoteado su triunfo electoral en 1951. Posteriormente se dictó un Estatuto Electoral que garantizaba todos los derechos al oficialismo y casi ninguno a la oposición. Esta estuvo representada en el Congreso por unos pocos diputados de FSB quienes, no obstante, sus investiduras eran también pasibles de prisión y exilio. Democracia política, no existía.