La ejecución del Che Guevara en el villorio cruceño de La Higuera, dio origen a una figura mítica idealizada en el mundo entero. En Bolivia no dejó un recuerdo distinto al de una lucha romántica, aunque estéril.
Hojas del diario del Che Guevara.
Los militares involucrados
La aparición de la guerrilla en 1967, durante el período constitucional del gobierno de Barrientos, ocasionó que la jerarquía militar distanciada entonces por diferencias ideológicas, se uniera firmemente para combatirá quienes se consideró invasores del territorio nacional. Altos oficiales como Juan José Torres y Alfredo Ovando Candía, de un lado y Joaquín Zenteno Anaya, Andrés Selich, Reque Terán o Vásquez Sempértegui, del otro, todos tuvieron participación activa en combatir el foco insurreccional. Entre los líderes civiles juan Lechín Oquendo, máximo líder de la COB y admirador de la revolución cubana, se encontraba casualmente en La Habana y, al enterarse del estallido guerrillero, según él mismo cuenta en sus memorias, le advirtió a Fidel Castro: “Debo declararte una preocupación acerca del proyecto del Che. En Bolivia ya se ha hecho la reforma agraria por lo que no hay una fuerte reivindicación que movilice a los campesinos. Ellos no van a apoyar a la guerrilla. El único sector que se puede incorporar a la lucha son los mineros y éstos se encuentran en la zona andina mientras el Che está en el trópico”. La percepción de Lechín, según lo probaron los hechos, resultó correcta.
Triunfos iniciales de la guerrilla
El emplazamiento en Ñancahuazú estuvo bien diseñado pues fue el producto de un largo período de planeamiento de las operaciones. Eso permitió que los guerrilleros emboscaran dos veces a columnas del ejército que carecían de datos para localizar al enemigo. El primer choque se produce el 10 de marzo y caen siete efectivos militares, entre ellos el subteniente Amézaga y un número mayor de prisioneros que después son liberados. Un mes después tuvo lugar una acción semejante en el sitio de Iripití donde cayeron diez militares y treinta prisioneros. Entre éstos figuraba el mayor Rubén Sánchez quien, una vez liberado, mostró simpatía hacia sus captores y, en su carrera militar posterior se identificó con las corrientes izquierdistas. Pero estos éxitos iniciales no tuvieron repercusión debido, entre otras razones a la delación constante a que estuvo sometida la guerrilla por parte de los campesinos de la zona.
Las dos columnas
El comienzo del fin de la guerrilla tuvo lugar cuando el Che dispuso el avance de su tropa en dos columnas separadas que perdieron el rumbo y no pudieron volver a hacer contacto entre sí. Una de ellas estuvo dirigida por el propio Che y la otra, por el cubano Juan Vitalio Acuña Núñez, cuyo nombre de guerra era “Joaquín”. Carentes de un conocimiento cabal del terreno o de guías campesinos que fueran leales a ellos, sin un sistema para intercomunicarse, pues no tenían radio y ni siquiera un “Handy”, deambularon por las riberas de los ríos Grande y Ñancahuazú, siendo fácilmente observados por el ejército. Tratando de eludirlo, la columna de Joaquín siguió alejándose, cerrando así las posibilidades de obtener alimentos y vituallas, vicisitudes éstas que también sufría la propia columna del Che. En busca de remediar esta situación, el Che incursionó en Muyupampa y en Samaipata sin conseguir lo que buscaba.
El cuerpo sin vida de Ernesto Guevara.
Fidel y el Che
Cada vez se ve con más claridad que la aventura revolucionaria del Che en Bolivia careció del apoyo y decisión de Fidel Castro y puede afirmarse que se hizo en contra de los deseos de éste. Para el líder cubano no era ningún halago que surgiera una triunfante revolución en otra parte del mundo con una jefatura distinta a la suya. De otra parte, la Unión Soviética era contraria a que los partidos comunistas que, como el cubano, estuvieran tutelados por Moscú, se embarcaran en insurrecciones rurales en América Latina. En la lógica aceptada de la guerra fría, los jerarcas soviéticos eludían nuevas confrontaciones con Estados Unidos en esta parte del mundo después de la crisis de los misiles atómicos instalados en Cuba en 1961. Todo eso influyó, sin duda para que el régimen de La Habana no enviara, pudiendo haberlo hecho, refuerzos militares en hombres y armas a Ñancahuazú.
Regís Debray
Este joven intelectual de la burguesía francesa se ofreció como voluntario de la guerrilla. Pero al poco tiempo de llegar a Bolivia, fue detenido junto a Roberto Bustos, pintor y dibujante argentino. Debray fue el primero en confirmar lo que era sólo una sospecha: que el Che Guevara dirigía la insurrección armada. Ese dato, más los bocetos dibujados por Bustos de los principales guerrilleros, proporcionó al ejército pistas seguras sobre las cuales pudo basar su exitosa acción posterior.
El último combate
La columna hambrienta y desharrapada, en medio de agudos ataques de asma del Che, marchaba por la quebrada del Yuro (o Churo) donde fue localizada por una compañía de Rangers al mando del capitán Gary Prado. Este logró cercar a los guerrilleros y, después de varias horas de combate, se oyó una voz que decía: “soy Che Guevara, valgo más vivo que muerto”. Pero, como es sabido, la ClA y los jefes militares pensaban distinto y ordenaron al sargento Mario Terán que lo ultimara a tiros.
Las manos y el Diario del Che
A fin de verificar la identidad del difunto, sus victimadores le amputaron las manos para cotejarlas con sus impresiones digitales. El mítico guerrillero anotó minuciosamente los detalles de la acción guerrillera y Antonio Arguedas, ministro del Interior afirmó haberlo enviado a Fidel Castro. Posteriormente fue ofrecido en venta por una gran casa internacional de remates, pero el gobierno boliviano lo recuperó y hoy se encuentra a salvo en las bóvedas del Banco Central.
Que sucedía en el mundo entonces
Trasplante
1967. El primer trasplante de corazón es realizado por el cirujano surafricano Christian Barnard.
García Márquez
1967. El escritor y periodista colombiano Gabriel García Márquez publica ‘Cien años de soledad’
Mayo ‘68
1968. Los estudiantes franceses protestan contra el régimen de Charle de Gaulle. Se suman grupos anarquistas, trotskistas y maoístas, opuestos a la sociedad capitalista.
Teología de la liberación
1968. Surge la Teología de la Liberación en la II Conferencia General del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) que expresa la preocupación por la creciente pobreza estructural y destructiva.