1. Personalidad del General Pando.
El Mayor General José Manuel Pando nació el año 1848 en una hacienda del cantón Luribay perteneciente por entonces a la provincia Sicasica. A los 16 años obtuvo el título de Bachiller en la Universidad de La Paz y casi enseguida se puso a las órdenes del General Gregorio Pérez para combatir la tiranía de Melgarejo, iniciándose así en la carrera militar. Habiendo fracasado todos los intentos revolucionarios contra el gobierno del sexenio. Pando resolvió ingresar a la Facultad de Medicina, estudios que llegó a vencer hasta el 6° año, y cuando solamente le faltaba un año para titularse abandonó la carrera para alistarse entre las tropas revolucionarias que el año 1870 se habían organizado para derrocar al tirano. Con el grado de Teniente Segundo combatió en las barricadas del 15 de enero de 1871 en La Paz, distinguiéndose especialmente en una salida contra los atacantes que se le encomendó hacer desde las trincheras de la calle Santo Domingo (calle Ingavi). Derrocado y disperso el ejército del déspota, Pando fue ascendido al grado de Teniente Primero. Más tarde fue edecán del Presidente Morales en cuyo tiempo ascendió a Capitán. Durante la breve presidencia de Adolfo Ballivián continuó de edecán y fue ascendido a Mayor. Durante el gobierno del Dr. Tomás Frías paso al regimiento de artillería, arma en la que se había especializado mediante tesoneros estudios particulares.
En calidad de comandante combatió en defensa de la ley al lado de Frías en el combate de Chacoma, siendo ascendido a Teniente Coronel por su heroico comportamiento en dicha acción.
A raíz del asalto al poder efectuado por Daza, Pando rehusó servir al nuevo gobernante y prefirió retirarse al campo, entregándose al trabajo agrícola y a los estudios de ingeniería.
Al estallar la Guerra del Pacífico, abandonó inmediatamente sus trabajos del campo y marchó a La Paz a ofrecerse para la defensa de la Patria. Luego soportó que Daza que le tenía mala voluntad le desconociera su grado y lo destinara como simple capitán de una compañía, con tal de cumplir noblemente con su deber. Llegado al teatro de operaciones, y en vista de sus conocimientos de artillería e ingeniería fue designado a cooperar en el trabajo de fortificaciones del puerto de Arica; luego recibió el comando de una batería y en tal carácter le tocó batirse contra los primeros ataques del enemigo. Poco después fue comisionado a Panamá a recibir y conducir el nuevo armamento para los aliados, misión que cumplió en forma in absoluta que el gobierno peruano en reconocimiento le otorgó el grado de Teniente Coronel de ese ejército. Por una orden del gobierno boliviano Pando fue llamado a Arica para organizar el regimiento de artillería. Fue así como le tocó asistir a la batalla del Alto de la Alianza. A cargo de dos piezas de artillería fue enviado junto con los batallones “Colorados” y “Aroma” a reforzar el ala izquierda del ejército aliado.
En plena batalla y cumpliendo valerosamente su cometido cayó herido y conducido al hospital de Tacna.
Restablecido de sus heridas volvió a Bolivia y ocupó varios cargos en el Ejército. Al mismo tiempo se dedicó a escribir, unas veces en serio en folletos de instrucción y legislación militar y otras en broma sobre aspectos humorísticos de la vida del cuartel. Entre los escritos de este último género ha dejado un célebre folleto en verso, titulado: “El Comandante Culata”.
Al finalizar la presidencia de Campero, Pando dejó su cargo de Comandante de la División del Centro y se dedicó a trabajos mineros. En 1880 fue proclamado candidato a diputado por su provincia (Sicasica); pero la descarada imposición oficial le obligó abstenerse.
A raíz de la revolución del 8 de septiembre, el presidente Arce lo desterró a Chile, pues era ya uno de los más prestigiosos militares caudillos liberales, por tanto, era visto con prevención por el gobierno.
Vuelto al país en 1890 y estando en Oruro entregado a los trabajos electorales, fue apresado y remitido a La Paz; pero huyó en el camino. A poco se presentó en Colquechaca, tomó la pequeña guarnición del pueblo y con 75 hombres que allí había se dirigió a Sucre a atacar temerariamente esa ciudad habiendo penetrado hasta la misma ciudad y en la que tuvo que renunciar a tomarla en vista de las fuerzas enormemente superiores que la defendían.
A raíz de este contraste resolvió marchar al Noroeste donde exploró los ríos Beni, Madera y llegó hasta el Para (Brasil). De allí estuvo de regreso al año siguiente. Impresionado por la riqueza de las tierras de la goma y por el abandono e ignorancia en que yacían se presentó al gobierno proponiéndole emprender en forma oficial una nueva exploración. A pesar de los sucesos del 5 de agosto en que Arce mandó apresar a los jefes y diputados liberales entre los que estaba Pando, éste burlando a sus perseguidores partió al mando de la expedición para explorar el Noroeste. Atravesó y exploró los ríos más importantes de la región, levantó las cartas geográficas de los ríos Beni, Madre de Dios. Heath, Orton y Tahuamanu. Después de dos años de incesantes trabajos fue designado por el gobierno Comisario Demarcador de Límites con el Brasil.
A fines de noviembre de 1894 el partido liberal proclamó a Pando como jefe y candidato a la presidencia de la República; pero fue derrotado en la elección por el candidato oficial Dr. Alonso; no obstante, fue elegido senador por Chuquisaca en cuya representación asistió al congreso de Sucre.
Cuando vino la cuestión de la ley de radícatoria, y como consecuencia de ella estalló la revolución federal, Pando se ofreció a su tierra para defenderla. Derrocado Alonso y reunida la Convención, fue proclamado Presidente de la República para el período de 1900 a 1904.
Pando después de su presidencia siguió prestando su valioso concurso al país, especialmente al continuar la exploración y estudio de las regiones del Noroeste. En suma, realizó a dichas regiones ocho expediciones con las que más que ninguno contribuyó al conocimiento de esas tierras lejanas y a imponer en ellas la soberanía de Bolivia.
Después de una vida ejemplar por sus servicios al país, Pando que había recibido los grados militares de Mayor General Boliviano y General de División del Ejército Peruano, se retiró a la vida privada, dedicándose al cultivo de su hacienda en el valle de Luribay. Al viajar de ella a La Paz, el 14 de julio de 1917 fue muerto en forma misteriosa que ha sido un verdadero enigma para la justicia y la opinión del país.
2. Administración.
Durante la administración del General José Manuel Pando fue creado el Territorio Nacional de Colonias con una organización especial para atender en mejor forma su administración y su progreso, el 1ᵒ de abril de 1900 se ordenó la realización de un censo, el que dio una cifra de 1.816.271 para la población total de Bolivia.
Fue construido el Ferrocarril de La Paz a Guaqui con la excepcional característica de utilizar fondos propios, también se construyó el camino de Pelechuco, al Beni, así como muchos otros trabajos de vialidad.
En materia de educación se hicieron algunas reformas en el estatuto orgánico y en los programas de estudios para la educación del indio se inició la construcción de una gran escuela en Umala que por razones desconocidas no llegó a terminarse durante su administración. Se inició la fundación de la Escuela Normal de Agricultura y Ganadería de Cochabamba, el Observatorio Astronómico de Sucre; se fundó el Colegio de Ingeniería Civil y de Minas de Oruro. Las sociedades geográficas de La Paz, Sucre, Santa Cruz y otras recibieron decidido apoyo oficial.
Durante esta administración, la Oficina Nacional de Estadística, fomentada con predilección por el gobierno llegó a publicar más de 150 obras sobre geografía, exploraciones, industria, estadística, viajes, historia, etc. Además, fue publicado un mapa de la República que fue el más exacto de los editados hasta entonces.
En el ramo militar, se construyó el antiguo local del Colegio Militar de La Paz, la Intendencia de Guerra. Fue enviada a la Argentina una misión de 50 oficiales y cadetes para su perfeccionamiento. Fue implantado el servicio militar obligatorio. Fue traída una misión militar francesa para la instrucción del Ejército.
La hacienda pública fue administrada con honestidad y sin alteraciones a pesar de los enormes gastos que ocasionó la campaña del Acre.
En materia de política internacional, se firmó el tratado de Petrópolis con el que definieron los límites con el Brasil.
3. Revolución del Acre.
Ya se ha visto cómo el Presidente Alonso había ordenado al Ministro Paravicini en Río de Janeiro la misión de tomar posesión real del Acre y de fundar un centro de administración y de control de impuestos, lo cual había sido cumplido sólo en el mes de enero de 1890, cuando ya había estallado la revolución federal. Sin embargo, el nuevo gobierno y sobre todo el Coronel Pando quien más que nadie conocía el valor de esas tierras, continuó con mayor firmeza a la política de incorporar el Acre a la soberanía boliviana. Pero no habían transcurrido cuatro meses desde la pacífica ocupación cuando los numerosos aventureros extranjeros y en gran parte brasileños que allí se habían establecido anteriormente aprovechándose de la ausencia de autoridades bolivianas para efectuar una exploración sin control, capitaneados por el filibustero español, Luis Gálvez Rodrigo de Arias desconocieron y arrojaron a las autoridades de Puerto Alonso y proclamaron la República Independiente del Acre, organizando su gobierno y administración imitando a la organización del Brasil.
El Delegado Interino, Sr. Moisés Santiváñez, no teniendo a su disposición las fuerzas militares suficientes se vio obligado a capitular el 19 de mayo de 1899. Al conocerse en La Paz estos sucesos, el gobierno resolvió cumplir con su ineludible deber. Lo primero que hizo fue enviar a Río de Janeiro al Ministro Plenipotenciario Dn. Luis Salinas Vega para que gestionara la intervención del Brasil a fin de que se contuviera a los revolucionarios que se armaban y organizaban en pleno territorio de ese país. Luego emprendió la tarea de ir a defender directamente los territorios amenazados.
Viendo que era imposible concentrar en el Acre un ejército numeroso, se prefirió enviar por diferentes rutas pequeñas expediciones que convergieran después para batir a los rebeldes separatistas. Así partieron sucesivamente tres grupos expedicionarios, la primera a las órdenes del Dr. Andrés. Muñoz, salió de La Paz en octubre por la ruta de Mapiri; la segunda dirigida por el primer Vice-Presidente de la República, Sr. Lucio Pérez Velasco, salió por la ruta de Chimoré el mes de mayo de 1900 y la tercera, comandada por el Ministro de Guerra, Dr. Ismael Montes, compuesta por el batallón “Independencia” 29 de línea, salió el mes de julio por la vía Mapiri.
La marcha de todas estas expediciones constituyó una hazaña en que se puso a prueba el corazón y el civismo de sus compañeros. Salvando unos tras otros bosques misteriosos y temibles, atravesando pantanos infectos y esteros calcinados por un sol tropical, agobiados por las torrenciales lluvias y las inundaciones; sufriendo hambre, sed, cansancio, vigilias constantes; y llevando cada uno a cuestas sus armas, sus municiones y vituallas, después de varios meses de marcha llegaron a las remotas tierras acreanas. Pero, allí aparte del enemigo les esperaba otras mucho más tremendas calamidades: las fiebres palúdicas, la anemia, la espundia y el beri-beri que les causaron estragos a los que tenían que vencer abnegadamente para velar arma al brazo en los fosos de las trincheras o resistir el ataque de los enemigos que los acosaban incesantemente desde la tupida maraña de la selva.
Por fin situadas las tres expediciones, cuyo total efectivo apenas llegaba a 770 hombres, comenzaron a maniobrar sobre el enemigo y después de rudas y fatigosas marchas y combates se logró dominar completamente a los separatistas con las acciones victoriosas de Cajueiro, Puerto Acre, Bagé, Riosiñho, etc. Es cierto que esta pacificación costó muchas vidas, pues más de 50 por ciento quedaron para siempre bajo las tierras del Acre, unos por las balas enemigas, pero en su mayor parte víctimas de las enfermedades. Además, muchos de los que sobrevivieron a la campaña no tardaron en rendir la vida a causa de las gravísimas dolencias tropicales que habían contraído. La gloria y los méritos de esta memorable campaña corresponden por igual a soldados y civiles. Entre los primeros, es, digno recuerdo la acción del centinela Maximiliano Paredes que no vaciló en dar el son de alarma muriendo valerosamente en el puesto del deber y dando al mismo tiempo lugar para que la guarnición acudiera a rechazar al enemigo hasta conseguir la victoria.
Entre los civiles que cumplieron su deber como buenos, tampoco se debe olvidar al joven Rodolfo Siles, empleado de la Delegación, quien, habiendo sido apresado por los filibusteros, se negó a dar información alguna que pudiera favorecer los planes enemigos prefirió ser fusilado después de haber dejado escrito una carta que merece ser transcrita como el más sencillo y elocuente ejemplo para la juventud.
Empresa, 5 de diciembre de 1890. — Señora Remedios v. de Siles. — Sucre. — Querida mamita: Esta es la última que te dirige el hijo que más te quiere, porque dentro de un momento será fusilado por los acreenses pues he caído prisionero. Tal vez hubiera salvado la vida; pero mi deber de buen ciudadano me manda perecer; del cielo a donde espero ir velaré por Uds. ya que en la tierra mis esfuerzos han sido vanos y desgraciados. Recomienda a mis hermanos se acuerden de mí en sus oraciones. A mi abuelita que no me olvide y lo mismo a Matilde lo merecerá. Hasta la otra vida. — (Firmado) Rodolfo Siles”.
4. Nueva revolución del Acre; Tratado de Petrópolis.
Aunque el Acre quedó reincorporado a la soberanía nacional mediante las heroicas expediciones anteriores, era necesario renovar constantemente los efectivos de personal y tropa en las lejanas guarniciones y consumía rápidamente. El país, falto de comunicaciones y de recursos económicos hacía esfuerzos extremos para atender ese objeto. Ante tan graves dificultades, el gobierno de Pando aceptó un plan para establecer en el Acre, mediante condiciones ventajosas una empresa extranjera que pudieran contar con los elementos suficientes para imponer respeto a los derechos de Bolivia, al mismo tiempo que a la explotación. Para este fin autorizó al Ministro Boliviano en Inglaterra, Dn. Félix Avelino Aramayo organizar una sociedad anónima que se encargue de la administración del territorio del Acre. En tal virtud fue formado en Londres, el 11 de julio de 1901 un poderoso sindicato de capitalistas europeos y americanos para lo cual se consiguió la aprobación del congreso boliviano en diciembre de ese mismo año.
La formación de esta empresa llamada “The Bolivian Syndicate” causó alarma en el Brasil, donde no sólo fue mal interpretado el plan de Bolivia, sino que fue tendenciosa e injustamente exhibido ante los demás países como un peligro para la futura soberanía de los pueblos sudamericanos. En el fondo, la actitud del Brasil era de profundo disgusto al ver que nuestro gobierno, en forma soberana y eficaz, se apresuraba a poner atajo a los futuros planes de absorción del Acre.
El día 9 de agosto de 1902, estalló una segunda revolución encabezada por Plácido de Castro el cual disponía de numerosas tropas que habían sido armadas y equipadas en el propio territorio de Brasil. Esta vez los separatistas actuaron con más astucia y rapidez y ocuparon casi simultáneamente todo el Acre. Una diminuta columna boliviana a órdenes del Coronel Rosendo Rojas fue sorprendida y vencida en Vuelta de Empresa. Al mismo tiempo que Puerto Acre, donde existía un grupo de soldados y empleados casi todos enfermos, era estrechamente sitiada por fuerzas inmensamente superiores.
Al conocer estos graves sucesos, el Presidente Pando envió al batallón 1ᵒ bajo las órdenes del Ministro de la Guerra General Ismael Montes, y luego v él mismo salió de La Paz conduciendo al Batallón 5ᵒ En la travesía se repitieron las mismas penurias y sacrificios de las anteriores expediciones; pero, antes de dos meses, Pando con sus tropas había conseguido llegar a las márgenes del río Orton, límite meridional del Acre.
Ante la actitud resuelta de Pando y su pequeño ejército el Brasil se alarmó. Su canciller, el célebre barón de Río Branco ya no pudo disimular sus secretos planes y comenzó por declarar litigioso el territorio del Acre; apoyó decididamente a los revolucionarios y acabó por amenazar a Bolivia que la invadiría por el Oriente o sea de Matto Grosso hacía el Departamento de Santa Cruz en caso de que las tropas bolivianas pasaran más al Norte del Orton.
En ese preciso momento la situación internacional de la República se tomó mucho más grave aún, oportunidad en favor de cuestiones fronterizas en Bolivia. Así el Perú comenzó a ocupar militarmente algunos territorios que estaban en discusión con nuestro país; el Paraguay avanzaba también sobre el Chaco estableciendo nuevas guarniciones militares. Frente a esta peligrosa confabulación internacional, el gobierno de la República que había quedado a cargo del Vice-presidente Dn. Aníbal Cerriles, no tuvo otro camino que el de inclinarse ante las intimaciones del Brasil y firmar el 21 de marzo de 1903 el “modus vivendi” que preparó el campo a negociaciones definitivas.
Bolivia para evitar el conflicto había propuesto al Brasil entregarle por el espacio de 30 años el territorio del Acre en las mismas condiciones que al “The Bolivian Syndicate’’; pero este país se negó a entrar en arreglos sobre esa base. Por fin, el 17 de noviembre del mismo año se firmó el tratado definitivo de Petrópolis por el cual el Brasil se hizo ceder el territorio del Acre hasta el límite actual, ofreciendo en cambio la cantidad de dos millones de libras como compensación.