1.— Territorio o espacio.
Es la superficie terrestre donde se asienta un Estado. Son numerosas las características que favorecen el desarrollo de un Estado en los aspectos humano, económico y político. Señalaremos las más importantes:
a) La situación geográfica. La ubicación de un territorio en la zona templada de la Tierra favorece grandemente el desarrollo. En cambio, las altas latitudes cercanas a los polos son desfavorables. La proximidad a Estados más poderosos implica el riesgo de la absorción o intervención. El Estado más poderoso ahoga al vecino más débil tanto en lo económico como en lo político. Resulta ideal el caso de un Estado rodeado de otros más débiles.
b) La superficie. Es de lógica que las grandes extensiones tienen mayores probabilidades de proporcionar sustento y protección adecuada a la población. Las superficies pequeñas se saturan rápidamente con el crecimiento de la población, creando verdaderos problemas. Pero no toda la extensión territorial es apta para la vida.
c) La morfología. El relieve del suelo también tiene importancia. Las montañas dificultan las comunicaciones entre ambos flancos, por esto resultan ideales cuando forman un límite internacional. Los habitantes montañeses tienen espíritu de independencia y llegado el caso resisten valerosamente cualquier intento de conquista. Las llanuras atraen grandes masas de población, al menos cuando las tierras son aptas para la actividad agropecuaria. Las llanuras desérticas no tienen muchas posibilidades para el desarrollo. Geopolíticamente, la posesión de un sistema cordillerano afianza el dominio sobre las llanuras o mesetas circundantes.
d) La hidrografía. Los pueblos nómadas se volvieron sedentarios en el momento en que se establecieron a lo largo de los grandes ríos. Así surgieron las notables civilizaciones de Egipto, Mesopotamia, India, China, etc. Los ríos estimulan el transporte, no en vano los chinos les dieron el nombre de “caminos andantes”. Finalmente, los ríos pueden ser aprovechados en la provisión de alimentos y agua potable, en la irrigación y en la producción de energía eléctrica.
e) Los recursos naturales. El poder político y la fuerza de un Estado dependen del empleo que hace de sus recursos naturales. En muchos Estados los recursos naturales son explotados por potencias imperialistas; en esta situación jamás pueden aspirar a un desarrollo genuino. Cuando existe variedad de recursos naturales es posible que un Estado llegue al autoabastecimiento. En cambio, los que sólo tienen una producción, desarrollan en forma desequilibrada y el costo de vida es muy elevado por su mayor dependencia del extranjero.
f) El acceso al mar. Augusto Pinochet ligarte dice: “La aspiración natural de todo Estado es el de disponer de un mar libre”. “La historia demuestra que los países aspiran al dominio del mar o por lo menos a posibilitar sus intercambios con otros Estados del mundo, a través del mismo para crear mejores condiciones de circulación que beneficien su comercio”. “Los países interiores no tienen los beneficios que significa el estar unidos a las principales corrientes del tráfico marítimo”.
2.— Población o masa humana.
Es un grupo humano, más o menos grande, con características propias, establecido en el territorio de un Estado.
La cantidad de habitantes tienen que estar relacionada con la extensión del territorio. Los países densamente poblados confrontan muchos problemas, especialmente en la provisión de alimentos. La solución más corriente es la inmigración, o sea el asentamiento en otros países que puedan absorber el exceso de población.
La distribución de la población no es uniforme. Las grandes masas se establecen en áreas de mucho valor económico.
En el aspecto cualitativo la cultura actúa como elemento unificador.
La cultura propiamente dicha libera de la ignorancia y de la dependencia. En cambio, la civilización significa avance tecnológico y está ligada directamente con el progreso técnico.
Los Estados de mayor progreso técnico tienen mayores posibilidades de dominio.
3.— La soberanía del Estado.
Es el factor que proporciona unión y fuerza al Estado. De él dependen la cohesión y el poder.
La definición frecuente de la soberanía es “la facultad de independencia que tienen los Estados para tomar decisiones por sí mismos, sin ninguna subordinación a potencia extranjera”.
En la época actual los organismos internacionales como la ONU o la OEA restringen la libertad soberana de los Estados integrantes debido a las obligaciones que contraen a tiempo de ingresar a estas organizaciones. De igual manera los “superestados” anulan la soberanía de los Estados dependientes.
Para que un Estado tome decisiones en los campos interno e internacional, lo primero que requiere es el poder. En el campo interno el PODER permite dirigir, conducir y organizar a la masa humana que integra el Estado. En el campo internacional el PODER significa la actitud para imponer a otros Estados la propia voluntad. Pero para ello tiene que estar respaldado por una pujante economía y por la fortaleza militar.
“Cuando un Estado inicia una campaña política de poder sobre otro, generalmente comienza con los aspectos psicológicos y económicos; en seguida plantea exigencias políticas que en algunas oportunidades culminan con el conflicto bélico” (Pinochet).
A propósito de la acción psicológica decía Hitler: “La propaganda revolucionaria desempeñará en el futuro el papel que tiene la cortina de fuego artillero como preparación para el ataque de la infantería. Sus tareas serán derrotar psicológicamente al enemigo antes de que entren en acción los ejércitos”.