– Redacta una carta destinada a un amigo, contándole el juicio que te merece la regia personalidad de Simón Bolívar. Para ese efecto, se transcriben aquí algunos documentos de referencia. Tú tendrás que buscar otros:
Este niño Don Simón
Manuel Felipe Rugeles (Poeta nativista de Venezuela. Escribió “Cántaro” “Puerta del Cielo” “Oración para cantar por los oprimidos”. n. 1904. m. 1959.)
El niño Simón Bolívar
tocaba alegre el tambor
en un patio de granados
que siempre estaba en flor
Montó después a caballo
dicen que en potro veloz;
por campos de San Mateo,
era el jinete mejor.
Pero un día se hizo grande
el que fue niño Simón
y a caballo siguió andando
sin fatiga el soñador.
De Angostura hasta Bolivia
fue, guerrero y soñador,
por el llano y por la sierra,
con la lluvia y con el sol.
A caballo anda en la historia
este niño Don Simón,
como anduvo por América
cuando era El Libertador.
Fragmento de una carta de Bolívar que fue escrita en barranquilla, al general Juan José Flores, el 9 de noviembre de 1830:
“Sólo he llegado a unas cuantas conclusiones ciertas: 1, Para nosotros América es ingobernable. 2, El que sirve a una revolución ara en el mar. 3, Lo único que podemos hacer en América es emigrar. 4, Esta tierra caerá con el tiempo en manos del populacho desenfrenado, y se transformará en pequeñas tiranías casi imperceptibles de todos los colores y razas. 5, Devorados como estamos por toda clase de crímenes y aniquilados por la ferocidad, los europeos no se tomarán la molestia de conquistarnos. 6, Si cualquier parte del mundo pudiese volver al caos primigenio, ese sería el estado final de América” Tomado de “Los Libertadores” de Irene Nicholson.
“Tal vez nos preguntemos: ¿Es que acaso hay una fase de Bolívar que sea poco conocida? ¡Sí! La hay. Su inmensa soledad...
¿Puede alguien soportar tantas tensiones?
Un día es el derrumbe de su obra que creyó inmortal. Otro día es la muerte de su más fiel heraldo... Se agota su energía. Le invade el desaliento. La musa que inspiraba geniales decisiones y musitaba sortilegios no le presta atención. La armonía conyugal se debilita.
Por fin se produce el desenlace. Un mediodía decembrino, cansado y afligido, echa lejos de sí toda atadura y vuela al infinito.
Se ha quedado completamente solo. Tan solo como un sol”.
Lilian de Serrallonga. (autora venezolana)
Ultima proclama del libertador
Murió El Libertador el 17 de diciembre de 1830, a la del día, en la Quinta San Pedro Alejandrino en Santa Marta, Colombia.
“Aquí es justo señalar otra vez la fecunda enseñanza que encarna la vida pública del Libertador Desde su juventud, antes de los veinte años y aunque podía aspirar por su abolengo, talentos y riqueza a todo género de títulos y honores, supo formarse a sí propio un ideal alto y generoso; libertar un mundo, darle instituciones originales y preparar el porvenir. Comprendía sus inevitables errores personales y procuraba rectificarlos (...) Pudo ser rey, aunque efímero, pero prefirió siempre ante todos los títulos el de Libertador. Si amó el poder y la gloria, buscó siempre con ellos el lustre y grandeza de América. Supo desdeñar el oro con que el Perú quiso pagarle sus triunfos de guerrero, y de aquella opulenta tierra salió con solo su espada, la espada libertadora, sin una sola mancha en su alma de héroe. Sacrificó toda su fortuna en formar y conducir a la victoria de los ejércitos de la Independencia (...) Dejó de herencia dos cosas perdurables: el ejemplo de su vida y el resplandor de su genio.
José Gil Fortoul “Historia Constitucional de Venezuela”
“Colombianos! Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aun mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiabais de mi desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad, y hollaron lo que me es más sagrado: mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, y me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono... Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo haceros la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la unión: los pueblos, obedeciendo al actual Gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario, dirigiendo sus oraciones al cielo, y los militares empleando la espada en defender las garantías sociales.
“Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la Patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos, y se consolide la unión yo bajaré tranquilo al sepulcro”.
Dibujo @qui
“Españoles y hombres de las islas Canarias: Si sois tibios y no laboráis activamente por la libertad de América, podéis estar seguros de morir. Americanos: incluso si habéis hecho mal, podéis estar seguros de vivir”.
Bolívar.
“Fortaleció su propia naturaleza física e hizo del petimetre otrora sacudido por los placeres de París y de Londres, el jinete infatigable, admiración de los llaneros. Arrastró las grandes penalidades de la emigración”, los caños, las fiebres, los páramos, cuando partiendo de las orillas del Orinoco, escaló los Andes con tropas de los llanos y desafió las alturas frígidas con gentes de las tierras cálidas. Bolívar estaba repitiendo el apostrofe de San Jacinto. Y cuando, por sobre penalidades increíbles que pasman a los críticos militares y a los viajeros, remata la campaña de Boyacá, puede bien decir: “Se nos ha opuesto la naturaleza. La hemos vencido y hecho que nos obedezca”.
Tomado de: Biografías Escolares. Santiago Key-Ayala: “Simón Bolívar”
1783. 1830
Fragmento del manifiesto del libertador, desde Carúpano, el 7 de septiembre de 1814:
Conciudadanos:
Infeliz del magistrado que autor de las calamidades o de los crímenes de su Patria se ve forzado a defenderse ante el tribunal del pueblo de las acusaciones que sus conciudadanos dirigen contra su conducta; pero es dichosísimo aquel que corriendo por entre los escollos de la guerra, de la política y de las desgracias públicas, preserva su honor intacto, y se presenta inocente a exigir de sus propios compañeros de infortunio una recta decisión sobre su inculpabilidad...”
Bolívar
Fragmento de una carta a su prima, Fanny du Villars, escrita en Santa Marta:
Querida prima:
¿Te extraña que piense en ti, al borde del sepulcro?
Ha llegado la última hora; tengo la frente al mar caribe, azul y plata, agitado como mi alma, por las grandes tempestades; a mi espalda, se alza el macizo gigantesco de la sierra, con sus viejos picos coronados de nieve impoluta, como nuestros ensueños de 1805; por sobre mí el cielo más bello de América, la más hermosa sinfonía de colores, el más grandioso derroche de luz...
¡Adiós Fanny!
Esta carta de signos vacilantes, la escribe la mano que estrechó la tuya en las horas del amor, de la esperanza y de la fe; esta es la letra que iluminó el relámpago de los cañones de Boyacá, esta es la letra escritora del Decreto de Trujillo y del mensaje del Congreso de Angostura.
Yo tampoco la reconocería si la muerte no me señalara, con su dedo despiadado, la realidad de este supremo instante.
Muero miserable, proscrito, detestado por los mismos que gozaron de mis favores, víctima de inmenso dolor, presa de infinitas amarguras.
Te dejo en recuerdo estas tristezas y las lágrimas que no llegaron a verter mis ojos.
“Me tocó la misión del relámpago; ¡rasgar un instante las tinieblas, fulgurar sobre el abismo y tornar a perderme en el vacío!”
Bolívar