1.— Geopolítica británica.
El geopolítico británico más representativo es Sir Harold Mackinder (1861-1947), quien considera que las masas continentales de Europa, Asia y África forman el WORLD ISLAND o Isla Mundial. A la región clave o sea al corazón de la Isla Mundial le da el nombre de HEARTLAND. Esta región correspondería al emplazamiento actual de Europa Soviética o sea de Europa Oriental.
TEORÍA DE MACKINDER
Luego de delinear este escenario geográfico, Mackinder formula el siguiente planteamiento, que ya es clásico dentro de la Geopolítica:
“Quien posee Europa Oriental, posee el HEARTLAND; quien posee el Heartland domina la ISLA MUNDIAL; quien domina a esta Isla domina el mundo”.
Para formular esta tesis, Mackinder no tomó en cuenta factores que ya se estaban perfilando en su tiempo; por ejemplo, el creciente poderío de Estados Unidos y el desarrollo extraordinario de la aviación.
Mackinder daba extraordinaria importancia a la movilidad oceánica o sea al poderío marítimo. De acuerdo a la repartición de las tierras y de los mares en la Isla Mundial, existían dos tipos de potencias: unas marítimas como Inglaterra y otras continentales. (vea el pivote geográfico de la historia).
Con relación al dominio de los mares, propiciado por Mackinder, debemos tomar en cuenta que en ese tiempo Gran Bretaña era la “reina de los mares y poseía el imperio colonial más extenso de la Tierra”. Tal estado de cosas, concluyó con la Primera Guerra Mundial (1914 - 1918).
2.— Geopolítica germánica.
Fuera de lo expuesto por los fundadores de la Geopolítica —que ya hemos estudiado— no se presentan grandes novedades en el campo de la Geopolítica alemana.
Haushoffer aceptó el planteamiento de Mackinder pero modificándolo de acuerdo a los intereses de Alemania. La modificación consistió en recorrer el HEARTLAND un poco hacia el oeste, hasta que coincidiera con el territorio alemán.
La novedad introducida por los hitleristas en la década de 1930 radica en tres puntos:
a) La teoría de “Lebensraum” o “Espacio Vital” que consiste en la conquista del ámbito geográfico de los países vecinos, para cumplir su destino histórico en el mundo.
b) La Autarquía y la Economía de Defensa fomentando el desarrollo de aquellas industrias básicas que proporcionan poderío industrial al Estado.
c) La novedad patológica del racismo. Los teóricos nazis como Rossemberg, pensaban que en el mundo hay razas inferiores y razas superiores. Las primeras son refractarias a la civilización y deben desaparecer o ser sometidas a la esclavitud. En cambio, la raza aria, depositaría de la civilización, estaba destinada a dominar el mundo. Durante la dictadura de Hitler, el RACISMO fue proclamado ideología oficial de la Alemania Nazi. Por su influjo fueron sacrificados millones de judíos en los campos de concentración.
Estas teorías equivocadas condujeron a la Segunda Guerra Mundial, y con ella al colapso de Alemania, que entonces quedó dividida en dos regiones.
3.— Geopolítica soviética.
La URSS (hoy Rusia) posee la sexta parte de las tierras emergidas en el Globo, pero no tiene acceso a los mares calientes; la mayor parte de sus costas están sobre el Mar Glacial Ártico. Ha procurado salvar esta deficiencia después de la Segunda Guerra Mundial anexándose el puerto de Kalinigrado (Mar Báltico) que antes pertenecía a Prusia Oriental.
En el campo ideológico ejerce una poderosa influencia en todos los Estados socialistas que pertenecen a su esfera política. Para acrecentar este dominio no vacila en prestar ayuda económica y bélica a los Estados más remotos del África, para disminuir la influencia de Estados Unidos, su adversario más poderoso.
Toda la actuación internacional de la URSS hoy Rusia es cuidadosamente planificada por el Instituto Geopolítico de Moscú.
4.— Geopolítica norteamericana.
El almirante Alfred T. Mahan (1840-1914) emitió la teoría estratégica del PODER NAVAL. Afirma que el “poder marítimo es la base vital del poderío de un Estado”. Su teoría influyó para que Estados Unidos se convirtiera en primera potencia marítima desde de la Primera Guerra mundial.
Mahan aconsejaba que Estados Unidos formase una gran marina mercante y que la concentrase en un sólo océano para trasladarla rápidamente a otro. Debido a este consejo, Estados Unidos se apodera del territorio de Panamá y construyó allí un canal interoceánico.
Otro geopolítico norteamericano es Spykman quien adaptó la teoría de Mackinder al territorio de los Estados Unidos, fraccionando para ello una cartografía del mundo en que el HEARTLAND está en el territorio de la Unión. En lo que concierne a la URSS, este teórico opina que hay que cerrarles el paso a los mares.
Finalmente, mencionaremos al geopolítico norteamericano Williams A. Tambs, quien basa las teorías imperialistas de Estados Unidos en el dominio de los países de América Latina.
5.— Geopolítica francesa.
Los representantes más notables de la Geopolítica francesa son Vidal de la Blache, Vallaux, Brunhes, Gautier, Siegfried y Gottman. Sus planteamientos son moderados. En síntesis, expresan la idea de que Francia debe ejercer el dominio en los mares que circundan su territorio: Mar del Norte, Atlántico Norte y Mar Mediterráneo. Además, pretende liderar el mundo en el campo de las ciencias, de las artes y de la cultura en general.
Las teorías de las escuelas geopolíticas que hemos analizado hasta el presente, han sido superadas en la época contemporánea por diversos factores poderosos: el dominio de la aviación; la utilización de toda clase de misiles y cohetes cargados con ojivas nucleares. Frente a esta realidad, los conceptos clásicos del “dominio” se han derrumbado estrepitosamente. La geopolítica de la Era Espacial debe asumir otras características.
6.— Escuelas Sudamericanas.
Tanto la Geopolítica de Chile como la del Brasil se caracterizan por su agresividad virulenta.
Con relación a estos dos países, opina Edgar Oblitas Fernández, en su obra ya citada: Brasil y Chile, son dos países con vocación imperial; ambos padecen de una enfermedad crónica: “la geofagia” y no pueden saciar su voraz apetito a pesar de haberse engullido territorios de todos sus vecinos. Y lo curioso del caso es que estos dos países andan juntos y de la mano, en procura de salud.
Geopolítica Chilena
Diego Portales, insigne político chileno de principios del siglo pasado, fue el primero en delinear para Chile su Geopolítica de dominio marítimo en el Pacífico y de expansión territorial hacia el norte. Su pensamiento está expuesto claramente en una carta que en fecha 10 de septiembre de 1836 dirigió al Almirante Blanco; Encalada comunicándole que el Gobierno le iba a nombrar dentro de poco, Comandante en Jefe de las Fuerzas Navales y Militares en una campaña contra la Confederación Perú-Boliviana. He aquí algunos párrafos notables de esta carta:
“Va usted, en realidad, a conseguir con el triunfo de sus armas la segunda independencia de Chile… La posición de Chile frente a la Confederación Perú-Boliviana es insostenible. No puede ser tolerada ni por el pueblo ni por el gobierno porque ello equivaldría un suicidio Unidos estos dos Estados, aun cuando no más sea momentáneamente, serán siempre más que Chile, en todo orden de cuestiones y circunstancias… … La Confederación debe desaparecer para siempre jamás del escenario de América. Por su extensión geográfica; por su mayor población blanca; por las riquezas conjuntas del Perú y de Bolivia, apenas explotadas ahora; por el dominio que la nueva organización trataría de ejercer en el Pacífico, arrebatándonoslo… … Debemos dominar para siempre en el Pacífico; esta debe ser su máxima ahora, y ojalá fuera la de Chile para siempre”.
Más tarde Chile cumplió plenamente sus objetivos al ocupar militarmente el litoral boliviano y las provincias peruanas de Tacna y Arica, luego de haberse preparado concienzudamente para una guerra.
Después de la ocupación de territorios ajenos, Chile vive en permanente zozobra, porque en algún momento podrían reaccionar las víctimas de 1879. Esta idea está siempre latente en la mente de los chilenos. Por ejemplo, el senador chileno Gonzáles Madariaga decía en 1958, en el Parlamento de su país:
“Chile se apoderó por la fuerza de los territorios de Bolivia y el Perú, y ahora tenemos que vivir con el arma al brazo para retenerlos. Ciertamente una conquista onerosa por los gastos que demanda el sostener un poderoso ejército como lo es el chileno. Pero, ya se sabe que en el pecado está la penitencia y que ninguna conquista ha sido ni será eterna”.
En la actualidad la Geopolítica de Chile está orientada para cumplir tres objetivos:
a) El desarrollo de un gran poder marítimo.
b) Crear en su población la “conciencia de la montaña”, es decir el dominio de la Cordillera de los Andes.
c) Impulsar el poder económico industrial hasta un primer plano entre los países de América del Sur.
En base de estos objetivos Chile trata de crear desde hace más de 30 años, una Escuela Geopolítica Chilena, teniendo como punto de partida los numerosos escritores que han expuesto sus inquietudes geopolíticas.
En años recientes, algunas universidades de Chile han introducido la cátedra de Geopolítica en sus programas de estudio.
Pero ha sido sobre todo en las instituciones castrenses donde se ha dado mayor impulso a los estudios de Geopolítica. Entre los ideólogos militares debemos mencionar al general Augusto Pinochet Ugarte que en 1968 editó el libro “Geopolítica de Chile” en que expone sus delirios expansionistas. El indicado libro apareció cuando Chile mantenía serios problemas fronterizos con Bolivia y también con la Argentina, cuando había recrudecido el pleito por la posesión del Canal de Beagle.
Esta, en realidad, ha sido la práctica expansionista chilena de siempre.
La cuestión limítrofe con Bolivia
El indicado libro de Pinochet está lleno de mentiras tendenciosas. Como una muestra de ello reproducimos textualmente los párrafos que se refieren al problema limítrofe con Bolivia:
Dice Pinochet:
“Bolivia. Durante el siglo XVIII se creó un problema limítrofe entre el Virreynato del Perú y la Capitanía de Chile (1787). Para dar solución, la Corte de España encomendó a don Alejandro Malaespina y a don José Bustamante, buscar una clara delimitación entre ambas colonias. La larga y concienzuda labor de estos funcionarios, estableció como límite el río Loa. Sin embargo, pese a esta delimitación, Bolivia continuó empleando en sus comunicaciones la ruta de Arica y la fluvial hacia el río de La Plata. En 1799 se levantó la carta de la costa de Chile, fijándose finalmente el límite entre Perú y Chile en dichas costas en los 22° 58' L.S.
“El Rey de España fijó la demarcación de la siguiente forma:
– Río Loa hasta Quillahua.
– Desde Quillahua hasta el volcán Miño.
“La falta de claridad en la delimitación de los Estados después de la independencia de América y, posteriormente, una gran omisión por parte de Chile, permitió a Bolivia alcanzar las costas del Pacífico en desmedro del litoral chileno. En 1879, la guerra del Pacífico hizo posible a Chile recuperar la zona que le pertenecía. Bolivia, como país mediterráneo, ha recibido amplias facilidades por parte de los chilenos”.
Hasta aquí Pinochet. Pero lo que no indica este peligroso embarcador es que desde el mismo momento de la creación de la Real Audiencia de Charcas (hoy Bolivia) en el siglo XVII, lindaba su territorio con los dos océanos: el Pacífico y el Atlántico. Por ejemplo, la Ley IX título XV de la Recopilación de Indias decía en 1681:
Límites de la Real Audiencia de Charcas. “Por el septentrión (norte) con la Real Audiencia de Lima y provincias no descubiertas; por el mediodía (sur) con la Real Audiencia de Chile; y por el Levante (este) y Poniente (oeste) con los dos mares del Norte (Atlántico) y del Sur (Pacífico), y línea de la demarcación entre las Coronas de los Reinos de Castilla y de Portugal por la parte de la provincia de Santa Cruz del Brasil”.
También pretende ignorar Pinochet que la propia Constitución Política de la República de Chile reconocía uniformemente en los años 1822, 1823, 1828 y 1833 estos límites:
“Los límites de Chile son desde el despoblado de Atacama hasta el Cabo de Hornos” o “desde el Cabo de Hornos hasta el Desierto de Atacama” (que pertenecía a Bolivia).
Geopolítica Brasileña
El caso del Brasil es típico. Se trata nítidamente de una fagocitosis política. Según Darwin, las naciones son capaces de desarrollarse como un organismo y necesitan alimentarse con la sustancia de otros pueblos. Es decir que unos pueblos fagocitan a los otros.
Los fagocitos son elementos orgánicos que consumen a los microbios, de aquí el símil que hemos utilizado, porque Brasil intenta fagocitar a sus vecinos débiles.
A los dos años del descubrimiento de América, los dos reinos de la Península Ibérica: España y Portugal, firmaron el 7 de junio de 1494, el Tratado de Tordesillas, por el cual, el último de los países mencionados, o sea el Portugal, ponía firmemente el pie en la América, puesto que se le concedía todo el territorio situado al oriente del paralelo que pasaba por la desembocadura del río Amazonas. (Fig. 4)
El Tratado de Tordesillas fue anulado prácticamente por los sucesivos avances de los portugueses en territorio americano que pertenecía a las colonias españolas.
Las “entradas” y “bandeiras” de los portugueses, se dedicaron primero a una despiadada cacería de indios y luego, cuando hallaron oro en Mina Gerais (1690), sobrepasaron la línea de Tordesillas y se establecieron en territorio español, destruyendo a su paso las prósperas misiones de los jesuitas, en las cuencas del Amazonas y del Plata.
Si bien los colonos españoles lucharon gallardamente para rechazar estas incursiones armadas, sus esfuerzos quedaron anulados por la acción estéril de los diplomáticos españoles. Raúl Botelho Gosálvez dice: “Lo que se ganaba en buena lid en la guerra, se perdía en el campo diplomático. Así sobrevino un nuevo Tratado firmado en el Palacio de San Ildefonso el 1º de octubre de 1777, por el cual, España reconocía la soberanía del Portugal sobre una gran porción de América Meridional (Fig. 5).
En la época republicana, los brasileños heredaron de los portugueses el afán expansionista a costa de las naciones débiles que se formaron en el primer cuarto del siglo XIX. Por ejemplo, Brasil se anexó extensas regiones del territorio boliviano en dos ocasiones distintas: 1867 y 1903.
El rumbo geopolítico de Brasil en sentido de incorporar a su imperio las tierras situadas en la profundidad del oeste, ya fue marcada en la Colonia por “los bandeirantes” que incursionaban con fatídica frecuencia sobre las colonias españolas de la Banda Oriental (Uruguay), Paraguay y Real Audiencia de Charcas, para saquear sus riquezas y esclavizar a los indígenas de las misiones religiosas.
En tiempos actuales, el general Golbery de Couto e Silva es el máximo representante de la Geopolítica brasileña. En 1952 lanzaba su teoría de las “FRONTERAS VIVAS” y aconsejaba a los gobernantes de su país que se dispongan prontamente a lo largo de los 15.700 kilómetros de fronteras terrestres del Brasil “puestos avanzados de nuestra civilización, convenientemente equipados para que puedan atestiguar la posesión indiscutible de la tierra en los territorios vecinos de Venezuela, Bolivia, Paraguay, y Uruguay”.
Siguiendo este consejo, el Gobierno de Brasil ha financiado por intermedio del Banco do Brasil la adquisición de estancias en las zonas fronterizas de los países indicados. Y en dichas estancias se han instalado numerosas colonias de “agricultores” brasileros que han recibido un entrenamiento especial en el Ejército del Brasil. Al respecto, el vespertino caraqueño “El Mundo” denunció el 8 y 9 de febrero de 1974 que los aparentemente “colonos” son —sin excepción— suboficiales que antes tenían magníficas retribuciones en los cuadros castrenses.
La teoría de las Fronteras Vivas del Brasil, según el escritor Paulo Schilling es “un tremendo desafío a la vocación soberana, a la conciencia nacionalista y a la capacidad de resistencia de gobiernos y pueblos limítrofes”.
La Geopolítica contemporánea del Brasil tienen la siguiente orientación:
a) Buscar una salida al Océano Pacífico, sin escatimar esfuerzos.
b) Dominar la hoya amazónica.
c) Transformar a Bolivia en una especie de protectorado (Teoría de Hugo Bethlem, general retirado del ejército brasileño).
d) Controlar el Atlántico Sur.
e) Convertir al Uruguay en la “Provincia Cisplatina” del Brasil.
f) Obstaculizar el desarrollo de Argentina.
g) Satelizar a Portugal.
En el caso de nuestro poderoso vecino oriental, este es un análisis del proceso del “imperialismo” o “subimperialismo” brasileño desde 1971 y al mismo tiempo un balance de la situación actual.
En los últimos años, —han proliferado en forma notable— entre los militares de derecha y los diplomáticos brasileños— teorías sobre el papel hegemónico que estaría reservado al Brasil en la América del Sur.
En la Escuela Superior de Guerra, en la Escuela de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas y en Itamaratí (Ministerio de Relaciones Exteriores del Brasil), se estudia intensamente el problema y —lo que es más serio— se elaboran planes específicos para ser aplicados en el momento oportuno.
De estos estudios han surgido varias teorías netamente expansionistas. Basta con citar algunas, para comprobar lo ambiciosos que son los planes de los geopolíticos brasileños:
— Teoría de la Fuerza Interamericana de Paz, para mantener el orden la América Latina. Brasil pretende ejercer el mismo papel de los “marines” en la región meridional del continente.
— Teoría del gendarme mantenedor del orden continental, a cargo exclusivo del Brasil y sin tomar en cuenta las fuerzas de otros países.
— Teoría del “satélite privilegiado” con relación al imperialismo norteamericano.
Expansionismo Brasileño
— Teoría del “Destino Manifiesto” de Brasil, al sur del Caribe. En la misma forma en que Teodoro Roosevelt pensaba dominar con un “gran garrote” todo el área del Caribe y de la América Central.
— Teoría de la Impronta señalada por los “Bandeirantes” para la marcha incontenible del Brasil hacia el oeste, hasta dejar consolidadas sus fronteras en la Cordillera de los Andes.
— Teoría de la vocación Rioplatense del Brasil. La construcción de la gigantesca Represa de Itaipú obedece a este plan de dominio económico en la Cuenca del Plata.
— Teoría de las aperturas hacia el Pacífico. Brasil contempla tres posibilidades para su dominio económico en el Pacífico: 1º El puerto de San Lorenzo, ofrecido al Brasil como “puerto libre”, por el gobierno del Ecuador. Estaría conectado a la Transamazónica. 2º El objetivo final de la Transamazónica es llegar hasta el Callao. Pero el gobierno de Lima resiste conectar la supercarretera a su sistema vial. 3º Arica. La más probable salida brasileña al Pacífico. Con la construcción del tramo Santa Cruz–Aiquile se concretaría la soñada ligazón Santos–Arica.
— Teoría del puerto libre en el Caribe. Uno de los sueños heroicos de los geopolíticos brasileños es que la carretera de Brasilia llegue hasta Caracas, situada a 5.758 kilómetros. Con esta carretera sería un hecho la presencia del Brasil en el mar de las Antillas. Otra posibilidad es conectar la carretera Manaus – Caracaraí – Boa Vista con la ciudad de Georgetown, capital de la Guyana.
— Teoría del control del Atlántico Sur. Este es otro “sueño heroico” del general Golbery do Couto e Silva y de los almirantes brasileños.
—Teoría de la Instalación del Brasil en la Antártida. Para esto, los geopolíticos brasileños reivindican una considerable porción de la Antártida Argentina, comprendida entre los meridianos de Chuí y la isla de Martín Vaz.
Inicialmente estas teorías parecían ser “sueños de pobre” o capítulos escapados de la ciencia–ficción, pero, desde el momento en que el Brasil protagoniza el papel de DELEGADO DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO, del PENTÁGONO y de WALL STREET en América del Sur, estas teorías se están transformando en una práctica expansionista cuyo resultado sería convertir rápidamente al Brasil en una potencia industrial y política.
Para nadie es desconocido el hecho de que, en nuestro país, los golpes de Estado de Banzer y de García Meza fueron financiados y dirigidos por los Servicios de Inteligencia de las Fuerzas Armadas del Brasil. Vamos a referirnos con algún detalle al primero de estos golpes.
Participación del Brasil en el golpe de Banzer
Según informaciones de AFP, en fecha 27 de mayo de 1971, el general retirado Hugo Bethlem, considerado como uno de los geopolíticos más grandes del Brasil, decía con relación a Bolivia:
“Hay que transformar, por determinado tiempo, naciones como Bolivia en una especie de PROTECTORADO. Ejercer sobre ellas una especie de tutela de sus hermanos mayores, para que la integración se haga aquí con las naciones del continente y no con los dominadores del supermundo, sean de izquierda o de derecha”.
El general Bethlem hacía estas declaraciones cuando gobernaba en Bolivia el general JJ. Torres, cuyo régimen había sido avasallado por la Central Obrera Boliviana dirigida por Lechín, que en ese momento pretendía instalar la Asamblea del Pueblo, para juzgar a los enemigos del pueblo.
En esta oportunidad, el general Bethlem declaraba enfáticamente en “Jornal do Brasil” de 2 de junio de 1971:
“Estoy totalmente en favor de la intervención brasileña en Bolivia”.
Y días más tarde, el 21 de junio, hacía estas explicaciones en el mismo diario: “En Bolivia, se instaló ahora, con la complicidad del gobierno ilegítimo, el primer soviet del continente, con la orientación directa de la URSS. Es una operación que se desarrolla a nuestras espaldas, amenazando los “espacios brasileños”.
Secundando el pensamiento geopolítico de Bethlem, la prensa brasileña empezó a clamar por una intervención decisiva en Bolivia. Por ejemplo “O Estado de S. Paulo” decía: “Brasil no puede perder su imagen de gran potencia. Por lo tanto, si la situación se vuelve grave en Bolivia, cabe asumir el papel de guardián de la democracia en el continente y hacer valer —si es necesario por la fuerza— los fundamentos de la civilización occidental y cristiana.
En consecuencia, el Brasil se preparó de inmediato para una “Guerra Preventiva” movilizando sobre la frontera con Bolivia al II Ejército comandado por el general Humberto Mello. Sin embargo, antes de la intervención directa, se dio a los propios bolivianos —más concretamente a los grupos descontentos del Ejército de Bolivia— intentar un golpe contra Torres, contando con la ayuda del Brasil tanto en dinero como en armas.
El general boliviano Hugo Bánzer fue elegido para dirigir el golpe. Recibió la ínfima suma de $us. 1.400.000.- para “conquistar los comandos militares bolivianos para la causa de la democracia”. Al mismo tiempo, se aceleró el tráfico clandestino de armas brasileñas en los días que precedieron al golpe. El mismo día en que Bánzer proclamaba su golpe en Santa Cruz de la Sierra (19 de agosto), aterrizaba en El Trompillo, un Globe Master de las FF.AA. del Brasil, con gran cantidad de armamento. En días siguientes, aviones del Brasil transportaban a Santa Cruz y El Alto “15.000 fusiles, 500 ametralladoras, bombas y municiones varias” (según el cable de la AP de 7 de mayo de 1972).
“Después de la caída de Torres, los aviones brasileños siguieron llegando, pero ya no bajaron armas de ellos, sino hombres de negocios”. (Expresiones del general Reque Terán).
Comenzaba la segunda etapa de la intervención: la ocupación económica del país subdesarrollado.
El Brasil estaba a punto de conseguir su gran sueño de llegar al Pacífico. Con el tutelaje sobre Bolivia, su frontera había llegado hasta los Andes ... un poco más y llegaría hasta Arica, utilizando el F.C. Santos–Arica, cuyo tramo Aiquile–Santa Cruz sería construido gracias a la cooperación “desinteresada” del Brasil.
El gobierno cipayo de Bánzer se prestó para el juego de pedir una salida por Arica, pero a la larga no prosperó porque el Brasil no tenía los suficientes recursos económicos para imponer su hegemonía sobre los tres países interesados en el problema portuario (Chile, Perú y Bolivia).
Geopolítica Argentina
Augusto Pinochet, hace este análisis de la Geopolítica Argentina, en su libro citado:
Los geopolíticos argentinos estiman que, si la situación geográfica de su país no es favorable por estar ubicada en una posición excéntrica respecto al continente y a las demás masas terrestres, tiene en cambio la ventaja de quedar fuera de la órbita de las grandes potencias y en condiciones de ejercer hegemonía en este extremo del mundo.
Consideran que hay en Sudamérica países que tienen una cierta subordinación respecto a Argentina como son aquellos que para alcanzar más directamente el Atlántico deben hacerlo a través de su territorio, quedando en tales condiciones Bolivia, Paraguay y, en cierto modo, Chile.
Busca por todos los medios el acceso al océano Pacífico porque estima que es indispensable a una gran potencia el tener costas en ambos océanos.
La Gran Hoya del Plata, le crea una vasta zona de influencia en el interior del continente.
Espera mantener el control sobre países ricos en minerales como posibilidad de lograr la fuente de materias primas minerales que hoy no dispone en toda intensidad.
Tales serían, a grandes rasgos, los ideales que se deducen o se aprecian de la Escuela Geopolítica Argentina.