
1783 – Nace, en Caracas, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad de Bolívar y Palacios.
1810 – Se forma en Caracas la primera Junta de Gobierno. Francisco de Miranda llega a Caracas, llamado por Bolívar.
1811 – Proclamación de la Independencia. Francisco de Miranda es derrotado por los realistas y capitula.
1812 – Bolívar se exilia en Curazao. Triunfo patriota en Tenerife, luego en el Valle de Upar y Laguna Zapatoza.
1813 – Batalla de Cúcuta; combate de Maturin, victoria en Mérida y ocupación de Trujillo; dicta la proclama de “Guerra a Muerte”; triunfo de Araure y se suceden las victorias de Barinas, Horcones y Taguanes. Entrada triunfal en Caracas.
Primera Batalla de Carabobo, Boves derrota a las tropas de Bolívar y Marino y entra en Caracas. El Libertador es despojado de sus cargos y títulos. Rehecho el ejército patriota, llega a Tunja vence en Cundinamarca y entra nuevamente a Caracas, en la batalla de Úrica muere el caudillo Boves.
1815 – 1816 – El mariscal español Pablo Morillo llega a Puerto Santo, y con sus victorias, obliga a Bolívar a exiliarse en Jamaica; después de dos tentativas para regresar, debe refugiarse en Haití donde obtiene la ayuda del Presidente negro Alexandre Petion. Alexandre Petion.
Siempre con la ayuda de Petion, regresa a Venezuela y desembarca en Margarita.
1819 – El Congreso de Angostura, llamado por Bolívar, establece una Constitución; comienza el paso de los Andes y luego derrota a los realistas en el Pantano de Vargas; para entrar en Tunja, culminando con la batalla de Boyacá, para apoderarse en triunfo de la capital de Nueva Granada, Toma de Angostura y creación de la República de Colombia.
1820 – Sublevación del Ejército español en Cádiz; se suscribe un armisticio entre Bolívar y Morillo en Santa Ana.
1822 – Congreso de Cúcuta; segunda batalla de Carabobo Batallas de Bombona; Pichincha, liberación de Quito; entrevista de San Martín y Bolívar en Guayaquil.
1823 – Los patriotas toman Puerto Cabello; Bolívar se enferma al cruzar los Andes peruanos.
1824 – Sublevación en El Callao; mientras el Libertador sigue enfermo en Pativilca; es proclamado Dictador del Perú y se establece en Ciudad Trujillo. Los patriotas triunfan en la batalla de Junín; hacen su entrada triunfal en Lima; Sucre da la victoriosa y decisiva Batalla de Ayacucho.
1825 – La Asamblea de Representantes del Pueblo convocada por Sucre en La Paz crea la República de Bolivia; en homenaje al Libertador y en el mismo mes Bolívar llega a esta ciudad.
1826 – Regreso a Lima, donde repudia la proposición de algunos generales de convertirse en rey o emperador; convoca al Congreso de Panamá.
1827 – Último viaje del Libertador a Venezuela.
1828 – Convención de Ocaña; Bolívar asume la dictadura; intentan su asesinato.
1830 – Bolívar abandona Bogotá; asesinato de Sucre; muerte del Libertador en Santa Marta.
Bolívar es recibido por José Domingo Choquehuanca: “Tu gloria crecerá como las sombras cuando el sol declina...”.
Bolívar meditando ante las ruinas de la gran cultura de Tiwanaku.
Entrada de Bolívar en la ciudad de La Paz. (Pinturas de Carmen Baptista).
En un baile ofrecido a Bolívar en Potosí se hizo un desaire al General Laurencio Silva, que era de tez oscura. Bolívar hizo callar la música y después de narrar las heroicidades de Silva, le invitó a bailar... y bailó con él, para mostrar a todos, el aprecio que le tenía.
Bolívar en el cerro de Potosí.
Lo primero que hizo Bolívar cuando llegó a la ciudad de La Plata, fue visitar, con su estado mayor, a la heroica guerrillera de la independencia, Doña Juana Azurduy de Padilla, para testimoniarle su afecto y admiración. (Pinturas de Carmen Baptista)
Lecturas
Un mes antes de caer asesinado en Berruecos (Colombia) el gran Mariscal de Ayacucho, dirigió esta carta a Bolívar, en la que queda retratada la nobleza de su alma. La noticia de la muerte de Sucre afectó de tal manera a Bolívar, que precipitó su propio fin.
Dice así:
“Mi General: cuando he ido a casa de U. para acompañarlo, ya se había marchado. Acaso es esto un bien, pues me ha evitado el dolor de la más penosa despedida. Ahora mismo, comprimido mi corazón, no sé qué decir a U. Más, no son palabras las que pueden fácilmente explicar los sentimientos de mi alma respecto a U.; U. los conoce, pues me conoce mucho tiempo y sabe que no es su poder, si no amistad la que me ha inspirado el más tierno afecto a su persona. Lo conservaré, cualquiera que sea la suerte que nos quepa, y me lisonjeo que U. me conservará siempre el aprecio que me ha dispensado. Sabré en todas circunstancias merecerlo. Adiós, mi General, reciba U. por gaje de mi amistad las lágrimas que en este momento me hace verter la ausencia de U. Sea U. feliz en todas partes y en todas partes cuente con los servicios y con la gratitud de su más fiel y apasionado amigo”.
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Bolívar
Grande en el pensamiento, grande en la acción, grande en la gloria, grande en el infortunio; grande para magnificar la parte impura que cabe en el alma de los grandes, y grande para sobrellevar, en el abandono y en la muerte la trágica expiación de la grandeza. Muchas vidas hay que componen más perfecta armonía, orden moral o estético más puro; pocas ofrecen tan constante carácter de grandeza y de fuerza; pocas subyugan con tan violento imperio las simpatías de la imaginación heroica.
Cuando se considera esa soberbia personificación de original energía, en el medio y en la hora en que aparece, se piensa que toda la espontaneidad reprimida, toda la luz y el calor escatimados en la existencia inerte de las diez generaciones sujetas al yugo colonial, se concentraron, por instantáneo desquite, en una vida individual y una conciencia única.
José Enrique Rodó (uruguayo)
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Unos tenían el Bolívar de oro que servía para comprar las conciencias en las horas electorales; y otros el Bolívar de mármol, tan muerto que daban ganas de darle el pésame a la tierra por la defunción de la piedra; para otros era el Bolívar de nieve inaccesible como los páramos. Pero el pueblo en la noche, cuando nadie lo miraba, se llegaba a la estatua del hombre a caballo, lo desmontaba y se lo llevaba a su casa. Y allí hizo el Bolívar de pan para sus hambres, el Bolívar de cristal para sus espejismos y el Bolívar de aire para sus agonías.
Lo que quieren los pueblos es que se le dé a la tierra el sembrador que pide y al sembrador la tierra que reclama; lo que quieren los pueblos es que su pan tenga el tamaño de su hambre, su gobierno la forma de su justicia y su olvido la dimensión de su misericordia.
Andrés Eloy Blanco (venezolano)
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Un canto para Bolívar (fragmentos)
Padre nuestro que estás en la tierra,
en el agua, en el aire
de toda nuestra extensa latitud silenciosa,
todo lleva tu nombre, padre, en nuestra morada:
tu apellido la caña levanta a la dulzura.
el estaño bolívar tiene un fulgor bolívar,
el pájaro bolívar sobre el volcán bolívar,
la patata, el salitre, las sombras especiales,
las corrientes, las vetas de fosfórica piedra,
todo lo nuestro viene de tu vida apagada,
tu herencia fueron ríos, llanuras, campanarios,
tu herencia es el pan nuestro de cada día,
padre.
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Pero hacia la esperanza nos conduce tu sombra,
el laurel y la luz de tu ejército rojo
a través de la noche de América con su mirada mira,
Tus ojos que vigilan más allá de los mares,
más allá de los pueblos oprimidos y heridos,
más allá de las negras ciudades incendiadas,
tu voz nace de nuevo, tu mano otra vez nace;
tu ejército defiende las banderas sagradas;
la libertad sacude las campanas sangrientas;
y aún terrible sonido de dolores precede
la aurora enrojecida por la sangre del hombre.
Libertador, un mundo de paz nació en tus brazos
La Paz, el pan, el trigo de tú sangre nacieron,
de nuestra joven sangre venida de tu sangre
saldrán paz, pan y trigo para el mundo que haremos.
Pablo Neruda (chileno)
12 pensamientos de Simón Bolívar sobre el gobierno
Yo podría arrollarlo todo, más no quiero pasar a la posteridad como tirano.
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Un soldado feliz no adquiere ningún derecho para mandar a su patria. No es el árbitro de las leyes ni del gobierno; es el defensor de su libertad.
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Sin estabilidad todo principio político se corrompe y termina siempre por destruirse.
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El destino del ejército es guarnecer la frontera. Dios nos preserve de que vuelva sus armas contra los ciudadanos.
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El soldado no debe deliberar. . . Desgraciado el pueblo cuando el hombre armado delibera.
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Huid del país donde uno sólo ejerza todos los poderes: es un país de esclavos.
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Tan sólo el pueblo conoce su bien y es dueño de su suerte, pero no un poderoso ni un partido ni una facción. Nadie sino la mayoría, es soberana. Es un tirano el que se pone en lugar del pueblo, y su potestad, usurpación.
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La soberanía del pueblo no es ilimitada; la justicia en su base, y la utilidad perfecta le pone término.
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El sistema militar es el de la fuerza, y la fuerza no es gobierno.
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Compadezcámonos mutuamente del pueblo que obedece y del hombre que manda solo.
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La igualdad legal es indispensable donde hay desigualdad física, para corregir en cierto modo la injusticia de la naturaleza.
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He conservado intacta la ley de las leyes: la igualdad. Sin ella perecen todas las libertades, todos los derechos. A ella debemos hacer los sacrificios.