El Estado Boliviano

El Estado

Hemos visto que el hombre, por su inteligencia y también por su inermidad ante los elementos naturales y ante los animales, procuró siempre vivir en comunidad, y así, desde la más lejana antigüedad encontramos grupos familiares, clanes, tribus, etc.  El Estado moderno no es más que la culminación de ese proceso y podemos compararlo a una gran familia.

Ahora bien, el Estado no es algo corporal, que se puede ver, sino un ente jurídico, organizado en un determinado territorio, sobre el que ejerce soberanía.  Los Estados son nacionales, es decir, representan a una nación, y en esto se diferencian de organizaciones más primitivas o pequeñas.

Para la existencia de un Estado se precisan por lo menos tres elementos: el territorio, la población, y el gobierno, o poder público.  Antes de analizarlos conviene destacar que existen naciones sin tener la forma de Estados.  Ellas se reconocen por la identidad racial o lingüística, pero al no poseer un territorio sobre el que un gobierno propio ejerza soberanía, no llegan a constituirse en Estados.  Por ejemplo, los vascos de España y Francia se consideran una nación; o los flamencos en Bélgica, pero forman parte de los respectivos Estados, español, francés, y belga, junto con otros grupos étnicos.

El Territorio

Es el ámbito geográfico en el que se halla asentada la población y sobre el cual, el poder público ejerce su administración.  Se habla de soberanía de un Estado y ella consiste en el derecho que se arroga éste, a nombre o en representación del pueblo, para manejar sus asuntos internos con plena independencia, sin que otros estados intervengan.  El territorio está constituido por tres partes: el suelo, o superficie, el subsuelo y el espacio aéreo.  A menos que existan tratados o autorizaciones especiales, no está permitido, por ejemplo, que un avión extranjero, y mucho menos militar, cruce el territorio de un determinado Estado, porque en tal caso se hallaría violando el espacio aéreo.  Los Estados que tienen costa sobre el mar alegan también derecho sobre un espacio marítimo y la tesis de los Estados latinoamericanos, por ejemplo, es que ningún Estado extraño puede pescar o aprovecharse de las riquezas marinas, a menos de las 200 millas, pues desde esa distancia hasta la costa, consideran que tienen derecho a alegar soberanía.

Naturalmente que el progreso tecnológico ha dejado atrás algunas de estas concepciones pues los aviones pueden volar muy alto sin que nadie en tierra, se dé cuenta del recorrido que hacen.  Los países que tienen grandes flotas pesqueras, consideran exagerada la tesis latinoamericana y siguen pescando dentro del límite de las 200 millas.

Las armas modernas que pueden destruir ciudades enteras, o los proyectiles con bombas nucleares, que pueden llegar en pocas horas, de un extremo al otro de la Tierra, llevando su carga fatal, ponen también en crisis la antigua noción de soberanía de los Estados.

La población

Está constituida por las personas que habitan el territorio sobre el que ejerce soberanía el Estado.  La pertenencia a un Estado no es algo que uno pueda decidir, pues es determinada simplemente por el lugar de nacimiento, aunque es cierto que se puede escoger otra nacionalidad, trasladándose a otro país y cumpliendo con los requerimientos exigidos.  Debe distinguirse entre población y pueblo; el primer concepto es más bien aritmético y se refiere al número de habitantes, a hombres y mujeres, niños y mayores, hábiles e inhábiles, empleados y desocupados, etc.  El pueblo es más bien un concepto político y jurídico, pues se refiere al conjunto humano que ejerce sus derechos civiles y políticos.

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El gobierno

Ese conjunto de ciudadanos llamado pueblo, elige periódicamente a quienes se ocuparán de todas las funciones del Estado.  En los regímenes monárquicos el derecho a gobernar era hereditario, pero en las modernas democracias, el pueblo acude a las urnas y elige a sus mandantes.  El poder público no es irrestricto ni ilimitado.  Está condicionado por las propias leyes.  Ahora bien, el gobierno tiene la facultad de imponer esas leyes en todo el territorio de la República y velar por los intereses del país en su relación con el resto del mundo.

Dibujo: El gobierno - El estado boliviano - Sociales - ibolivia.net

Existen dos formas de Estados: unitarios (como Bolivia) en los que existe un sólo gobierno para todo el territorio y que tienen su razón de ser cuando las naciones no se hallan todavía armónicamente integradas y existen notables diferencias de desarrollo entre las regiones.  Los adversarios del régimen unitario alegan que este produce un excesivo y secante centralismo, en favor de la capital y en desmedro de otras regiones; federales, formados por varios estados que tienen una cierta autonomía para manejar sus propios asuntos, pero que a la vez están integrados en un sólo Estado, que se ocupa de la defensa y las relaciones con otros países, así como otras varias materias de interés general.  Los estados federados, tienen sus propios poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) pero se someten a la Constitución federal y a las disposiciones del gobierno central en distintos asuntos.

Se da también otra figura jurídica que es la de la Confederación, o sea la reunión de dos o más Estados, para determinados fines, conservando cada cual su identidad y soberanía.  Un ejemplo es el de la confederación perú-boliviana, en el siglo pasado, o los intentos de unificación de Estados árabes, contemporáneamente.

Lecturas

Patria de la justicia

Si se quiere medir hasta donde llega la cortedad de visión de nuestros hombres de estado, piénsese en la opinión que expresaría cualquiera de nuestros supuestos estadistas si se le dijese que la América española debe tender hacia la unidad política.  La idea le parecería demasiado absurda para discutirla siquiera.  La denominaría, creyendo haberla herido con flecha destructora, una utopía.

Pero la palabra utopía, en vez de flecha destructora, debe ser nuestra flecha de anhelo.  Si en América no han de fructificar las utopías, ¿dónde encontrarán asilo? Creación de nuestros abuelos espirituales del Mediterráneo, invención helénica contraria a los ideales asiáticos que sólo prometen al hombre una vida mejor fuera de esta vida terrena, la utopía nunca dejó de ejercer atracción sobre los superiores espíritus de Europa; pero siempre tropezó allí con la maraña profusa de seculares complicaciones: todo intento para deshacerlas, para sanear siquiera con gotas de justicia a las sociedades enfermas, ha significado -significa todavía- convulsiones de largos años, dolores incalculables.

Pedro Henríquez Ureña (dominicano)

El sistema

Hace algunos siglos, un fanático religioso asiático llamado Gengis Kan invadió Europa y arrasó cuanto quiso.

Quedó maravillado de la laboriosidad de los alemanes, antiguos germanos de raza aria, que en terrenos nada más que regulares obtenían cosechas y eran industriosos y valientes.

Se llevó para la India unos cincuenta mil, para ver si allí promovían el bienestar que en su patria habían conseguido.  No habían pasado cuarenta años y aquellos arios y sus descendientes se habían convertido en mendicantes y pordioseros.

En la India no había leyes nórdicas, ni libertad de trabajo, ni derecho a disponer cada cual del fruto de su esfuerzo; sin embargo, había centralismo feroz de castas privilegiadas y de religiones también, con enormes privilegios que, a menudo, celebraban fiestas suntuosas, mientras la mayoría de la clase trabajadora apenas ganaba para comer, siendo su condición la de parias, peor aún que los esclavos.  La culpa era del sistema.

En Suiza no hay delincuencia juvenil.  Los suizos son personas como los otros habitantes del planeta.  Tienen defectos, pero pronto se nota, al llegar allí, lo bien que viven en un país de naturaleza pobre y dura.  Son felices trabajando y dan buena educación a sus hijos.  Es el país donde el promedio de prosperidad es, en el mundo, el mejor.

No han ido a la primera guerra ni a la segunda, ni irán a la tercera si viene.  El sistema hace el milagro.

Ser Presidente en Suiza es cosa simple.  No hay centralismo.  Más de la mitad de los suizos apenas han visto a su Presidente.  El mismo no quiere serlo.  Acepta el cargo sólo por patriotismo. No da empleos ni puede darlos.  Los cantones, que vienen a ser agrupaciones de municipios son los que administran los tributos recaudados.  A la capital no va nada.  Tan poco va, que casi no hay que mencionarlo. La capital es política solamente.  Paga la riqueza.  Tanto tienes, tanto pagas.  Pagan de acuerdo con el valor.  No hay influencia política que esconda, pues todos vigilan.  Si uno paga menos, los demás tienen que pagar más.  Todo el dinero que se recauda queda en los cantones.  No hacen falta expedientes.  Puede el ciudadano ir a pie si desea protestar.  Aun siendo pequeña Suiza, hay veintiséis cantones.  La independencia económica municipal hace milagros.  Decía el famoso Jefferson que únicamente los Gobiernos marchan bien cuando los ciudadanos saben en qué se invierte lo que ellos pagan.

En Suiza, en la capital federal, hay parlamento; se hablan tres idiomas y se traducen los discursos.  Hay iglesias de todas las religiones, cada uno va a la suya. Hay tolerancia, que significa paz y prosperidad.

En sus ejércitos no hay generales; el puesto más elevado es el de coronel.

Los suizos emigran, pero como señores en primera, como agentes de fábricas, como técnicos con sueldos magníficos, como agentes de seguros.  Así quisiera yo que salieran de mi patria los que emigran.

Todo esto puede conseguirse sin revoluciones, sin algaradas, sólo con el deseo y el avance de las ideas, tomando como divisa: ni aduanas ni pasaportes, ¡Impuesto único sobre el valor del suelo!

Nada más, ni nada menos.  Lejos está la estrella, pero así tendrá que ser el mundo del mañana si el mundo quiere ser feliz.

Rogelio Casas Cadilla

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Hemos visto que uno de los elementos básicos para la constitución de un Estado, además del territorio y el poder público, es el pueblo.  Conocemos también la distinción entre población y pueblo.  El primer concepto tiene que ver con la demografía y se refiere al número de habitantes, a su división en edades, sexos, actividades económicas, etc.  En cambio, el pueblo, es la comunidad organizada, con derechos y deberes civiles y políticos.  El poder público se forma por el voto de los ciudadanos.

Después del triunfo en Junín y Ayacucho, el Mariscal Sucre, recibió de Bolívar la orden de ingresar- al Alto Perú, donde el Gral. Pedro Olañeta aún permanecía con su ejército realista. En la población de Puno, Sucre conversó con el Dr. Casimiro Olañeta quien le hizo conocer el criterio de las provincias que formaban el Alto Perú, de erigirse en república independiente.

1783 – Nace, en Caracas, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad de Bolívar y Palacios.

1810 – Se forma en Caracas la primera Junta de Gobierno.  Francisco de Miranda llega a Caracas, llamado por Bolívar.

1811 – Proclamación de la Independencia.  Francisco de Miranda es derrotado por los realistas y capitula.

1812 – Bolívar se exilia en Curazao.  Triunfo patriota en Tenerife, luego en el Valle de Upar y Laguna Zapatoza.

San Martin y el ejército de Los Andes

José de San Martín, el libertador argentino, fue educado en España, donde siguió la carrera de las armas y posteriormente, alcanzó el grado de teniente coronel por su valor frente a las tropas napoleónicas.  De España, viajó a Londres, donde ingresó a la “Gran reunión americana”, grupo político alentado por el precursor venezolano Francisco de Miranda, y al que también pertenecía el chileno Bernardo O'Higgins.

No habiendo logrado los dos primeros ejércitos auxiliares argentinos sus objetivos, se ganaron más bien la animadversión de los habitantes del Alto Perú por las tropelías y abusos que cometieron sus soldados.  Surgió entonces una nueva forma de lucha, a la que se entregaron los altoperuanos, obligados por la desesperación: la de las guerrillas.

Grupos de combatientes, con pocas armas, arrebatadas muchas veces al enemigo, ocupaban una región a la que llamaban “republiqueta” y hostilizaban incansablemente a las tropas regulares españolas, debilitándolas cada vez más.

Los Ejércitos Auxiliares Argentinos

Varios alto peruanos tuvieron papel importante en la revolución de Buenos Aires, cuya primera junta Gubernativa fue presidida por el potosino Cornelio Saavedra (1810).  El movimiento de Buenos Aires fue secundado de inmediato por Cochabamba, ciudad que reconoció la autoridad de esa capital.  Esteban Arze y otros patriotas tomaron la plaza y en los campos de Aroma, derrotaron a los realistas.

Charcas

Imaginemos una obra de teatro, para poder entender bien a los personajes que protagonizan la revolución de, Chuquisaca, la primera que se produce en el continente.

25 mayo 1809

De una parte, tenemos a los del bando español, que son los siguientes:

Ramón García Pizarro, (descendiente directo de Francisco Pizarro, conquistador del Perú), Presidente de la Real Audiencia y Gobernador de Chuquisaca, hombre de avanzada edad.

Túpac Amaru

No se puede entender el fenómeno de la vasta insurrección indígena que conmovió al continente, sin mencionar a José Gabriel Condorcanqui, alias Túpac Amaru, quien se levantó en el Cuzco, proponiendo la unión de indios y mestizos en contra de los chapetones.

Dijimos en la introducción, que ninguna conquista y colonización se ha hecho en la historia del mundo, sin sangre y dolor.  España legó a estas tierras su lengua, su religión, sus instituciones.  Pero muchos de los protagonistas de la hazaña de someter a un continente nuevo, buscaban también su propio beneficio y el de su país.  Con el paso de los años, las gentes nacidas aquí, indígenas o mestizos, empezaron a plantearse la necesidad de gobernarse a sí mismos y dar fin con los impuestos y gabelas que favorecían a un país situado al otro lado del Océano.  Con esa idea, todavía