Fundación de ciudades importantes

Charcas

La primera ciudad importante que fundaron los españoles en el Alto Perú, fue Charcas, o La Plata, que en tiempos anteriores había sido capital, bajo el nombre de Choquechaca, de los indios charcas, a su vez sometidos a los incas.

Gonzalo Pizarro, que inició la explotación de los minerales de Porco, tuvo que enfrentarse al jefe indio Tiorinaceo, a quien derrotó en Pocona, y luego ocupó Choquechaca. Pero la fundación se produjo más tarde cuando Francisco Pizarro, aconsejado por su hermano, envió a Pedro de Anzures para que fundara la ciudad en el asiento indígena, con el nombre de La Plata, que serviría de puente a las incursiones hacia la región amazónica y de Mojos y Chiquitos.  El nombre de La Plata, fue dado por las minas de ese metal en Porco, y luego se adoptó también el de Chuquisaca, en recuerdo del nombre original. Charcas, en cambio, incluía toda la región. (1538)

Charcas, Pedro de Anzures - Fundación de ciudades importantes, Colonia - Ciencias Sociales - Ibolivia.net

Pedro de Anzures.

Potosí

Esta ciudad surgió en torno a un cerro fabuloso cuya riqueza, de manera casual, fue, descubierta por un indio, Diego Huallpa, “encomendado” de Juan de Villarroel.  Una noche de gran frío, Huallpa encendió una pequeña fogata que derritió el mineral, haciéndolo brillar.  La noticia se propagó rápidamente, y tocó el mérito de la fundación de la ciudad a Diego Zenteno a los pies del cerro que enriquecería a España, (1545) al extremo de que hay autores que sostienen que con su caudal pudo haberse tendido un puente de plata entre Potosí y Madrid.

Fundación de Potosí - Fundación de ciudades importantes, Colonia - Ciencias Sociales - Ibolivia.net

Fundación de Potosí.

Lo terrible es que paralelamente a ese puente de plata, pudo haberse tendido también otro con los huesos de los mitayos que en tres siglos rindieron la vida en sus socavones.  En el siglo XVII Potosí llegó a tener 160.000 habitantes, o sea que era la ciudad más grande de América, y una de las mayores del mundo en esa época, más grande incluso que Londres.

La Paz

Chuquiabo o Chuquiyapu, quiere decir en aymara “chacra de oro” y fue asiento desde tiempos remotos, de ese pueblo.  El río que atraviesa la región es aurífero.  Cuando Almagro salió del Perú a Chile, uno de sus lugartenientes, Juan de Saavedra, visitó este asiento indígena.  Más tarde, otras expediciones españolas hacia el Amazonas pasaron también por allí.

Alonso de Mendoza, Fundación de Nuestra Señora de La Paz - Fundación de ciudades importantes, Colonia - Ciencias Sociales - Ibolivia.net

Capitán Alonso de Mendoza

Una vez acordada la paz entre los españoles, después del levantamiento de Gonzalo Pizarro contra la Corona, el “Pacificador” La Gasca, ordenó al Capitán Alonso de Mendoza, que fundara una ciudad, bajo el nombre de “Nuestra Señora de La Paz” en Laja.  Posteriormente se trasladó a Chuquiago.  La ciudad tenía además un, objetivo preciso: servir de estación para el tránsito entre Cuzco y Potosí. (1548)

Cochabamba

Esta ciudad también debe su nombre a un vocablo indígena, “Cochapampa” y su creación, como ciudad española, se debe a una orden del Virrey Francisco de Toledo, quien instruyó a Sebastián Barba de Padilla.  Los españoles quedaron seducidos por la fertilidad del valle cochabambino y durante la colonia, Cochabamba fue conocida con el nombre de “granero del Alto Perú” y para su fundación, se tomó también en cuenta su favorable ubicación geográfica en el corazón del territorio de Charcas.

Fundación de Cochabamba, "El granero del Alto Perú" - Fundación de ciudades importantes, Colonia - Ciencias Sociales - Ibolivia.net

Fundación de Cochabamba.

La primera fundación se hizo en Canata y luego en el sitio, que ocupa hoy. (1574).

Santa Cruz

De Lima y el Cuzco partían expediciones hacia el Sur; pero también desde el Río de La Plata, o sea Buenos Aires, los españoles querían llegar al Pacífico, cruzando todo el continente.  Juan de Ayolas, por ejemplo, avanzó en esa dirección y fundó la ciudad de Asunción a orillas del Paraguay, y murió a manos de los guaraníes.  Uno de sus ayudantes, Ñuflo de Chávez, resolvió continuar la expedición y cruzó el Chaco y llegó a Lima donde se entrevistó con el Presidente La Gasca.  De retorno se llevó al Plata las primeras ovejas y cabras.  Chávez exploró toda la región del Chaco, retornó a Lima donde el Virrey Hurtado de Mendoza le concedió los territorios del Matogroso, Mojos y Chiquitos, mientras el Chaco quedaba en manos de Andrés Manzo.

Ñuflo de Chávez, Fundación de Santa Cruz de la Sierra - Fundación de ciudades importantes, Colonia - Ciencias Sociales - Ibolivia.net

Ñuflo de Chávez.

Ñuflo de Chaves fundó la ciudad de Santa Cruz de la Sierra en un sitio constantemente expuesto a los ataques de los selvícolas, por lo que diez años más tarde, la ciudad fue trasladada al lugar en que se encuentra. (1561)

Tarija

Esta región de insuperable clima, era ha-bitada por indios tomatas y chichas y el primer español que se asentó allí fue Francisco de Tarifa quien fundó un caserío.  El Virrey Francisco de Toledo, preocupado por los avances de los chiriguanos, instruyó a Luis Fuentes que fundara una ciudad con el nombre de Villa y Frontera de Tarija.  El tipo étnico del “chapaco” desciende del cruzamiento entre españoles y tomatas y chichas. (1576)

Luis de Fuentes, Fundación de Tarija - Fundación de ciudades importantes, Colonia - Ciencias Sociales - Ibolivia.net

Luis de Fuentes.

Trinidad

Múltiples expediciones partieron del Perú y del Río de la Plata hacia la región amazónica, en busca de la ciudad de “El Dorado” o el Gran Paitití que se suponía fabricada toda en oro.  En el país de los Mojos, dos capitanes españoles, Tristán de Tejada y Juan de Salinas, miembros de una de esas expediciones, fundaron la ciudad de Trinidad, junto al río Mamoré. (1556)

Fundación de la ciudad de Trinidad, Tristán de Tejada y Juan de Salinas - Fundación de ciudades importantes, Colonia - Ciencias Sociales - Ibolivia.net

Fundación de la ciudad de Trinidad.

Oruro

La última ciudad importante fundada durante el régimen colonial fue Oruro, pueblo que, sin embargo, bajo el nombre de Uru-Uru tenía un origen muy antiguo.  Los urus habían sido sometidos al imperio incaico, por el Inca Maita Capac.  Cerca al pueblo se encontraban importantes minas de plata, que fueron conocidas por los españoles, recién medio siglo después de la conquista.  El descubridor fue el cura de Corquemarca, Francisco Medrano y a raíz de tal descubrimiento, se juzgó necesario, en vista de la afluencia de gente que acudía al lugar, fundar una ciudad.  La Audiencia de Charcas delegó a Manuel Castro de Padilla, quien, con el ceremonial de estilo, bautizó a la nueva población con el nombre de Villa de San Felipe de Austria (en honor al Rey Felipe III quien gobernaba en ese momento España). (1606)

Como vemos, todas las ciudades importantes de Bolivia fueron fundadas por los españoles durante la conquista y la colonización, no habiéndose creado durante la República, ninguna urbe de la significación de las nombradas.

(Lecturas)

Potosí: Suprema ciudad del auge

Ninguna ciudad sobre la vasta haz de las Indias Occidentales ganada para el rey de España –excepto México – ha tenido un curso más sugestivo o más importante que Potosí, en el virreinato del Perú.  La colorida historia de esta ingente montaña de plata comienza cuando el inca Huayna Cápac quiere excavarla, casi un siglo antes que lleguen los españoles.  Cuenta la leyenda que un ruido terrorífico lo paralizó y que una voz misteriosa le ordenó en quechua: “No saquéis la plata de este cerro, que está destinada para otros dueños”.  Los conquistadores no escucharon en 1545 un mandato semejante, al tener noticias sobre el rico mineral argentífero por unos indios que lo habían descubierto accidentalmente, y es indudable que aun escuchándolo no habrían vacilado en reputarse dueños absolutos en derecho.  Comenzaron, pues, a trabajar de inmediato al Potosí, que iba a ser uno de los centros mineros más celebrados en la historia del mundo.

Buscadores de tesoros llovieron desde España y otras muchas partes, sobre este yermo e inhóspito paraje peraltado sobre los Andes, para extraer la plata del Cerro, montaña en forma de pan de azúcar, que se yergue majestuosamente a una altura de 4.890 metros sobre el nivel del mar.  El primer censo, hecho por el virrey don Francisco de Toledo unos veinticinco años después que la nueva de la veta relumbrara por primera vez en el mundo, sumó el monto increíble de 120.000 habitantes.  Hacia 1650 la población había subido a 160.000 almas, se dice, y Potosí era sin disputa la ciudad mayor en América del Sur.  Cuando las colonias de Virginia y Massachusetts Bay Colony eran apenas unas criaturas balbuceantes, inconscientes de su medro futuro, Potosí había prodigado ya tal cantidad de plata, que su solo nombre constituía un símbolo universal de riqueza inaudita, según advierte Don Quijote a Sancho Panza.  Lo decían los españoles: “Vale un Potosí”.  La frase ar rich as Potosí se hizo corriente en la literatura inglesa.  Al cabo de una generación después de su descubrimiento, las astronómicas cantidades de plata extraídas de allí eran conocidas por los enemigos de España y otros pueblos en rincones alejados del mundo.

La prosperidad duró unos dos siglos.  En su transcurso, la Villa Imperial –tal el título que oficialmente le impuso el emperador Carlos V– fue habitada por una sociedad tan rica y desordenada como el mundo apenas había visto antes.  El vicio, la impiedad, el crimen, las fiestas de los potosinos, todo asumía allí proporciones enormes.  En 1556, por ejemplo, a los once años de su fundación, la villa celebró la coronación de Felipe II con un festejo que duró veinticuatro días y costó ocho millones de pesos.  En 1577 se invirtieron tres millones de pesos en formidables obras hidráulicas, progreso que anunció una era de prosperidad aún mayor.  Hacia el fin del siglo XVI, los mineros ganosos de esparcimiento podían elegir entre catorce escuelas de baile y treinta y seis casas de juegos, y tenía un teatro cuyos asientos costaban de cuarenta a cincuenta pesos.  Poco después celebrando un acaecimiento eclesiástico, uno de los gobernantes organizó una “grandiosa fiesta, en la que exhibió un jardín hecho ex profeso, encerrando en su clausura cuantos animales fieros tuvo el arca de Noé (...) Hubo Cañas que manaban vino, chicha y agua a un tiempo”.

Por muchos años Potosí fue la suprema ciudad del auge y de la turbulencia.  La traición, el homicidio, y la guerra civil florecieron como fruto natural del juego, la intriga, la enemistad entre españoles peninsulares y criollos americanos y la rivalidad por el favor de las mujeres.  La riña cruenta llegó a ser un pasatiempo, una actividad social reconocida.  Hasta los cabildantes concurrían a los acuerdos, armados con espadas y pistoletas y protegidos con petos y cotas.

Lewis Hanke (norteamericano)

La Misión de Moxos

Por Misión de los Moxos, se entiende un conjunto de muchas y diferentes Naciones Infieles de América, a las cuales se ha dado este nombre, porque en efecto la de los Moxos es la primera, que recibió la luz del Evangelio.  Habitan estos Pueblos un País inmenso, que se descubre a medida que, dejando a Santa Cruz de la Sierra, se costea una larga cadena de montañas escarpadas, que van del Sud al Norte: está situado el País en la Zona Tórrida y se extiende desde diez hasta quince grados de latitud meridional.  No se conocen sus límites, y cuanto se ha dicho hasta ahora de ellos, está fundado en conjeturas, de las cuales no se puede asegurar cosa cierta.

Esta vasta extensión de tierra, parece una llanura bastante igual; pero está casi siempre inundada, por faltar corriente a las aguas.  Estas se juntan en abundancia por las lluvias frecuentes, por los torrentes, que bajan de las montañas, y por salir los Ríos de Madre.  Por más de cuatro meses del año no pueden tener comunicación entre sí, por la necesidad en que se ven de buscar lugares altos para librarse de las inundaciones, y por esta razón sus cabañas están muy distantes las unas de las otras.

Además de la mencionada incomodidad, tienen también la del clima, cuyo ardor es excesivo.  No porque no se temple de cuando en cuando, con la abundancia de las lluvias, la inundación de los ríos, y por los vientos del Norte, que corren casi todo el año.  Pero también otras veces el viento del Sud, que viene de las montañas cubiertas de nieve, se desenfrena con tanto ímpetu, y llena la atmósfera un frío tan agudo, que estos pueblos casi desnudos, y por otra parte mal alimentados, no tienen fuerza para resistir al repentino desorden del tiempo, principalmente cuando viene acompañado de inundaciones, que casi siempre causan el hambre, y la peste, seguidas de una grande mortandad en todo el País.

Los ardores de un clima todo de fuego, unidos con la humedad casi continua de la tierra, ayudan a la producción de un número grande de serpientes, víboras, hormigas, mosquitos, chinches volantes, y otros infinitos insectos, que no dejan un instante de descanso.  La misma humedad hace el terreno tan estéril, que no puede llevar trigo, ni plantarse viñas, ni otros árboles frutales que se cultivan en Europa.  Tampoco pueden vivir allí las bestias lanares; pero no sucede lo mismo a ¡os toros, y vacas.  Con el tiempo se ha experimentado, que estando poblado el País, vivían en él, y se multiplicaban tanto como en el Perú.

Viven los Moxos solamente de la pesca, y de algunas raíces, que produce el País con abundancia.  En ciertos tiempos el frío es tan fuerte, que mata mucha parte de los peces en los ríos.  Sus riberas están plagadas de ellos.  Entonces corren con ansia los indios a la orilla, para hacer su provisión, y por más que se les diga, que no coman los peces medio podridos, responden con frialdad, que todo lo compone el fuego.

Sin embargo, de su provisión, se ven precisados a retirarse a los Montes una buena parte del año y vivir de la caza.  Allí hallan una infinidad de Osos, Leopardos, Tigres, Cabras, Jabalíes, y otros animales no conocidos en Europa.  También encuentran diferentes especies de monas.  La carne de estos animales medio tostada al fuego, es para los indios un manjar delicioso.

Del libro “Cartas edificantes y curiosas escritas por algunos misioneros de la Compañía de Jesús”, Madrid, 1755.

Curiosidades de la historia

Potosí no tuvo ninguna suerte con la inmensa fortuna de su cerro, pues, si en el momento de mayor apogeo ¡legó a contar con 160.000 habitantes en el siglo VXVII, cuando declina esa riqueza, también disminuye su población, llegando a 26.000 personas en 1805 y apenas 6.000 en 1825 debido a las penalidades, saqueos y depredaciones que sufrió durante la larga guerra de la independencia.  Hoy día cuenta con 72.000 almas.  Menos que hace tres siglos y medio.

Iglesia Colonial, Potosí, Bolivia - Fundación de ciudades importantes, Colonia - Ciencias Sociales - Ibolivia.net

Iglesia Colonial, Potosí.

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Charcas

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