Economía

Repartimientos y encomiendas

La colonización española se hizo bajo el acicate del oro y otros metales preciosos.  Para encontrarlos, los conquistadores consiguieron del Rey que se les hiciera “repartimientos” de territorios y al propio tiempo que se les concediera “encomiendas” o sea el control sobre grupos de indígenas a quienes hacían trabajar.  Los primeros eran por tanto los “encomenderos” y los segundos los “encomendados”.

Ahora bien, la Corona, y particularmente la Iglesia, tuvieron la preocupación desde el primer momento de que se cumpliera con la obra evangelizados y que no se maltratara a los indios.  Pero en los hechos no sucedió así.

El encomendero debía instruir a los nativos en la fe católica a cambio de un tributo en su favor.  La encomienda se aplicó al trabajo minero, por lo general agobiante, y sobre todo a la agricultura.  El tributo que debía el “encomendado” significaba en buenas cuentas trabajo gratuito en beneficio del encomendero.

Repartimientos y encomiendas - Economía - Ciencias Sociales - Ibolivia.net

La mita.

La Mita

Una de las instituciones más nefastas fue la de la mita, que, en verdad, los españoles heredaron de los incas.  Los incas empleaban en obras públicas a los súbditos del imperio, en turnos.  Los españoles utilizaron en cambio este recurso para explotar las minas y los obrajes donde se fabricaban diversos artículos.  En el Alto Perú, el Virrey Francisco de Toledo ordenó que, rotativamente durante un año, los indígenas mayores de 18 años y hasta los 50 años, acudieran al cerro Rico de Potosí.  Los turnos debían durar 36 horas continuas.  En los hechos y dado el terror que producía a los indios ser reclutados para ir a Potosí, estos turnos no se cumplían y los que entraban, continuaban en los socavones por muchos años.  Se emplearon también a mujeres y a niños en las labores mineras y llegó a movilizarse hasta 100.000 indígenas.

De toda la producción obtenida, le tocaba al Rey una participación considerable, llamada el “quinto real” y se amasaron inmensas fortunas con la explotación de plata de Potosí, lo que permitió a España armar la “Flota invencible” con muchísimos barcos que debían ocupar Inglaterra (país protestante con el que se hallaba en guerra).  Una tempestad dio fin con la célebre flota.

Los únicos que no veían sino sufrimientos y dolor, eran los indígenas que consumían sus vidas en los socavones.

Los indios servían también a los hacendados en calidad de “yanaconas” o siervos, (“pongos”) trabajando gratuitamente las tierras.

Las leyes de Indias fueron concebidas para establecer efectivamente la justicia en América y evitar cualquier abuso contra los naturales de estas tierras.  Los indios eran considerados personas libres y la legislación del trabajo fue sabia y prudente, pero, en la práctica, las leyes eran ignoradas por quiénes debían cumplirlas.

La Casa de Contratación

Todo el comercio con las colonias, era administrado por la “Casa de Contratación” de Sevilla, institución que autorizaba los viajes de los barcos a América, barcos que venían trayendo toda clase de mercaderías y retornaban cargados de metales, y diversos productos.  La Casa de Contratación era una especie de “Ministerio de Colonias” (1503) pues se ocupaba de todos los asuntos administrativos de las Indias incluso en el campo militar, pues tenía que proveer barcos de guerra que escoltaran a las naves que traían y llevaban mercaderías a fin de evitar el asalto de los piratas, en su mayoría ingleses, que se dedicaban al abordaje en alta mar.

El Mercantilismo

En esa época, las naciones europeas (España, Portugal, Francia, Inglaterra, Holanda) practicaban el sistema mercantilista que consistía en proteger sus economías, mediante el monopolio del Estado, de la actividad económica.  Esto significaba, como hemos señalado, la protección a la industria nacional, mediante elevados impuestos a cualquier artículo de importación.  Se creía que la base de la riqueza era la acumulación de metales preciosos, oro y plata y la posesión de colonias que aseguraban el aprovisionamiento de materias primas y mercados seguros para los productos de las metrópolis.

Monopolio del comercio

La Corona estableció un monopolio, de manera que las colonias podían adquirir cuanto necesitaban exclusivamente de España y podían producir sólo aquellas cosas que permitía la metrópoli.  Por eso no se crearon industrias y se llegó a prohibir el cultivo de la vid y el olivo, para no perjudicar a la industria vinícola ni al aceite de España.  Algunos productos fueron declarados “estanco” de la Corona (Mercurio, tabaco, perfumes, naipes) y su venta era un monopolio del Rey.

La única industria que pudo desarrollarse fue pues la minería que daba ingresos inmensos a la Corona y enriquecía a los propietarios de minas.  Los jesuitas en sus misiones, lograron crear algunas industrias y éste fue uno de los motivos para que fueran expulsados.

Existían diversos impuestos a la importación (llamado “Almojarifazgo”) a las ventas y transferencias y también descuentos en pesas y medidas, todo en favor de la Corona.  Los indios estaban sometidos al “tributo”, habían “diezmos y primicias” en favor de la Iglesia y los funcionarios pagaban sobre sus rentas, la “media annata”.  La Iglesia, tenía participación sobre todos los productos del suelo.  (a través de los diezmos y primicias) y además poseía enormes propiedades en el campo y terrenos en la ciudad, por herencias.

Otro impuesto importante era el de la alcabala, establecido para las compraventas.

Monopolio del comercio - Economía en la colonia - Ciencias Sociales - Ibolivia.net

Monopolio del comercio.

(Lectura)

Del peligro con que sacan los indios el metal de las minas y como vienen contra su voluntad a ello.

Y porque sea Vuestra Excelencia y mejor se pueda entender el derecho de los indios en el trato del metal pondré el riesgo con que lo sacan de las minas y la sangre que les cuesta, y el peligro en que traen sus vidas por su hondura y malos pasos, por donde se colegirá mejor su justicia y cuan riguroso verdugo ha sido este cerro para esta nación, pues cada día los consume y acaba y ellos tienen la vida aguada con el temor de la muerte.

Y pone admiración que con ser de su natural pusilánimes y para poco, lo tienen para arriesgarse donde falta a los muy animosos.  Y así les suceden cada día mil muertes y desastres, que a la gente de consideración y discurso no les deja de poner en cuidado el riesgo que padecen en la labor del cerro, y traerlos de sus pueblos y naturalezas, dejando sus casas, chácaras y ganados, apartándose con muchas lágrimas los padres y madres de los hijos, pareciéndoles que no se han de ver más, y que los traen a trabajos y ejercicios que ellos no saben ni entienden, ni viven con codicia de riquezas, y que los llevan donde oyen decir los desastrados casos que comúnmente les suceden, y ven volver muchas mujeres afligidas sin sus maridos, y muchos hijos huérfanos sin sus padres.

Temerosos de estas cosas, salen de estos casos violentados y muy contra su voluntad, porque con ella fuera imposible sacarlos de sus casas y tierras.  Y algunos por redimir esta fuerza, suelen dar quince y veinte cabezas de ganado, que es toda su hacienda, a otros indios que vengan en su lugar.

Y entre las cosas que a esta gente ha sucedido lastimosas, cuya memoria está fresca, daré cuenta a Vuestra Excelencia (de algunas), por donde se entenderá el trabajo que padecen y lo que les cuesta el metal, que podríamos decir que es más sangre que metal.  Y fue el caso que en la mina que llaman de la Muñiza, en la veta Rica, traía un español en compañía de otro, cincuenta y seis indios; con los veinte y otro trabajaba de día y con los otros tantos, de noche. Estaba la mina peligrosa, por parte de una barriga que hacía muy grande, y entrando Francisco de Oruño a visitarla, que a la sazón era veedor, conociendo el riesgo en que andaban los indios, mandó suspender la labor hasta tanto que se hiciesen ciertos reparos necesarios para su seguridad, proveyendo auto sobre esto.  Y el dueño de la mina alegó en escrito que no eran necesarios los reparos, que era pasión la que tenía con él, porque la mina estaba muy segura apelando y haciendo ciertas diligencias.  Con que vino a perecer la triste gente, porque dos días después de esto se hundió la mina, cogiendo a todos los veinte y ocho indios debajo, que les cupo trabajar de noche.

Y otro día por la mañana subieron al cerro todas las justicias y gran suma de indios y sus mujeres, e hijos y parientes, que rompían el cielo a gritos y a voces.  Y como fue tanta la tierra y piedra que cayó sobre ellos, no se trató de sacarlos luego por entonces, y así se quedaron hasta que por discurso de tiempo como se iba limpiando, los hallaron.  El español fue preso y al cabo de muchos trabajos y prisión, fue condenado por la Real Audiencia en ocho mil pesos ensayados, parte para la cámara y lo demás se repartió entre las viudas, conforme a los hijos que tenían. Por esto se puede inferir cuan humildes son los indios y simples, pues, teniendo causa para no oír ni ver la mina, se quisieron ofrecer a la muerte antes que hacer falta a su amo.

Luis Capoche “Relación sobre Potosí, 1585”

Nave que surcaba el atlántico siglo XVIII - Economía en la colonia - Ciencias Sociales - Ibolivia.net

Nave que surcaba el atlántico en el siglo XVII

La Encomienda

Una de las necesidades inmediatas para los nuevos gobernantes fue la organización del trabajo en el campo sobre la base del indio: la tierra sin indios nada valía y había que utilizar a estos de una manera y conforme a los intereses españoles.  Las luchas entre Pizarro y la Corona habían tenido por causa, principalmente, el deseo de los conquistadores de obtener una gran autonomía política y el reconocimiento de los derechos de los encomenderos.

La encomienda - Economía en la colonia - Ciencias Sociales - Ibolivia.net

La encomienda.

La encomienda vino a ser el punto más vulnerable de la organización social y política de la Colonia.  Fue la causa principal de la sublevación de Almagro hijo, y luego de Gonzalo Pizarro en el conflicto entre Pizarro y la Corona, las posiciones en lo político y lo económico no pueden separarse de manera absoluta en campos antagónicos: la libertad incontrolada del encomendero era sinónima de la explotación también ilimitada del trabajo del indígena, y al oponerse a ella, la Corona realizaba una función progresiva, humanitaria y de previsión.  A la inversa, la intervención estatal de España en todos los órdenes de la vida americana y su resistencia para considerar las preocupaciones económicas de los conquistadores radicados en Indias, atenta únicamente a implantar el regalismo más absoluto, colocaba a los encomenderos en una situación de defensores de principios e intereses del futuro, al pedir una pronunciada autonomía en la administración de las colonias.  En lo político la Corona defendía igualmente sus derechos contra los que ella misma había concedido a los Adelantados, antes de que éstos se lanzasen, con sus propios recursos, a la conquista de nuevos reinos.

Y en este conflicto, fueron en el Sur, el Bajo y el Alto Perú, las regiones más interesadas, ya que las encomiendas, en ellas representaban un valor real para sus poseedores.  La cantidad de indios asignado a cada encomendero en Tucumán, Buenos Aires o la Asunción, resultaba ridícula, comparada con la que correspondía a cada encomienda en el Perú. Las más numerosas de las encomiendas del Sud apenas si llegaban a setenta indios y eran frecuentes las de diez, cinco y hasta de uno o dos; en el Perú los indios de cada encomienda podían contarse por miles y las encomiendas pobres se aproximaban al centenar; de ahí que el encomendero del Sud, como el del Oriente alto peruano, llevasen una vida miserable, labrando la tierra por sus propias manos, con ayuda de un número reducido de indios, en tanto el encomendero del Perú llevase una vida mucho más cómoda y se elevase sobre el indio, al que trató en forma mucho más ruda.

Luis Peñaloza “Historia Económica de Bolivia”

Etiquetas

Temas relacionados

Hemos visto que uno de los elementos básicos para la constitución de un Estado, además del territorio y el poder público, es el pueblo.  Conocemos también la distinción entre población y pueblo.  El primer concepto tiene que ver con la demografía y se refiere al número de habitantes, a su división en edades, sexos, actividades económicas, etc.  En cambio, el pueblo, es la comunidad organizada, con derechos y deberes civiles y políticos.  El poder público se forma por el voto de los ciudadanos.

El Estado

Hemos visto que el hombre, por su inteligencia y también por su inermidad ante los elementos naturales y ante los animales, procuró siempre vivir en comunidad, y así, desde la más lejana antigüedad encontramos grupos familiares, clanes, tribus, etc.  El Estado moderno no es más que la culminación de ese proceso y podemos compararlo a una gran familia.

Después del triunfo en Junín y Ayacucho, el Mariscal Sucre, recibió de Bolívar la orden de ingresar- al Alto Perú, donde el Gral. Pedro Olañeta aún permanecía con su ejército realista. En la población de Puno, Sucre conversó con el Dr. Casimiro Olañeta quien le hizo conocer el criterio de las provincias que formaban el Alto Perú, de erigirse en república independiente.

1783 – Nace, en Caracas, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad de Bolívar y Palacios.

1810 – Se forma en Caracas la primera Junta de Gobierno.  Francisco de Miranda llega a Caracas, llamado por Bolívar.

1811 – Proclamación de la Independencia.  Francisco de Miranda es derrotado por los realistas y capitula.

1812 – Bolívar se exilia en Curazao.  Triunfo patriota en Tenerife, luego en el Valle de Upar y Laguna Zapatoza.

San Martin y el ejército de Los Andes

José de San Martín, el libertador argentino, fue educado en España, donde siguió la carrera de las armas y posteriormente, alcanzó el grado de teniente coronel por su valor frente a las tropas napoleónicas.  De España, viajó a Londres, donde ingresó a la “Gran reunión americana”, grupo político alentado por el precursor venezolano Francisco de Miranda, y al que también pertenecía el chileno Bernardo O'Higgins.

No habiendo logrado los dos primeros ejércitos auxiliares argentinos sus objetivos, se ganaron más bien la animadversión de los habitantes del Alto Perú por las tropelías y abusos que cometieron sus soldados.  Surgió entonces una nueva forma de lucha, a la que se entregaron los altoperuanos, obligados por la desesperación: la de las guerrillas.

Grupos de combatientes, con pocas armas, arrebatadas muchas veces al enemigo, ocupaban una región a la que llamaban “republiqueta” y hostilizaban incansablemente a las tropas regulares españolas, debilitándolas cada vez más.

Los Ejércitos Auxiliares Argentinos

Varios alto peruanos tuvieron papel importante en la revolución de Buenos Aires, cuya primera junta Gubernativa fue presidida por el potosino Cornelio Saavedra (1810).  El movimiento de Buenos Aires fue secundado de inmediato por Cochabamba, ciudad que reconoció la autoridad de esa capital.  Esteban Arze y otros patriotas tomaron la plaza y en los campos de Aroma, derrotaron a los realistas.

Charcas

Imaginemos una obra de teatro, para poder entender bien a los personajes que protagonizan la revolución de, Chuquisaca, la primera que se produce en el continente.

25 mayo 1809

De una parte, tenemos a los del bando español, que son los siguientes:

Ramón García Pizarro, (descendiente directo de Francisco Pizarro, conquistador del Perú), Presidente de la Real Audiencia y Gobernador de Chuquisaca, hombre de avanzada edad.

Túpac Amaru

No se puede entender el fenómeno de la vasta insurrección indígena que conmovió al continente, sin mencionar a José Gabriel Condorcanqui, alias Túpac Amaru, quien se levantó en el Cuzco, proponiendo la unión de indios y mestizos en contra de los chapetones.