El Gobierno Eclesiástico
Al igual que en España, por delegación del Pontífice romano, se ocupaban de los asuntos religiosos, los Obispos, quienes a su vez dependían del Arzobispado de Charcas. Al principio, en esa ciudad hubo un Obispado y luego, fue ascendido a Metrópoli, por el Papa Paulo V.
El Alto Perú, durante la colonia, tuvo además dos Obispados, el de La Paz y el de Santa Cruz, ambos creados también por el Papa Paulo V. (1615)
Órdenes y misiones religiosas
El justificativo legal que tuvo la Corona española para la colonización, fue expandir la fe cristiana en los pueblos del Nuevo Mundo, y por eso, junto al conquistador, en todas las empresas, se halla siempre al fraile misionero. Los primeros sacerdotes que llegaron a América fueron de la Orden de los dominicos, esencialmente predicadores. Y en verdad quien más hizo porque se respetara, los derechos de los indios, fue Fray Bartolomé de las Casas, que pertenecía a dicha Orden.
También los franciscanos, tuvieron una importante tarea en la colonización, y de ellos, en territorio alto peruano, se distingue San Francisco Solano, que convirtió a los indios charcas.
A estos siguieron los agustinos quienes levantaron no solamente templos sino también hospitales.
La educación superior estuvo en manos de los jesuitas que, hasta su expulsión, manejaron la Universidad de San Francisco Xavier, en Chuquisaca, y otros colegios.
Todas estas órdenes rivalizaron en la construcción de iglesias con soberbias portadas hechas por artesanos indígenas y profusión de pinturas con escenas evangélicas y piadosas.
Portada de Santo Domingo, La Paz.
Las Misiones Jesuitas
Con excepción de la revolución francesa, ningún acontecimiento causó una mayor controversia a fines del siglo XVIII que la expulsión de los jesuitas de España y Portugal y sus posesiones coloniales. Pese al tiempo transcurrido, persiste la polémica sobre la labor de los jesuitas en América. En lo que de un modo general se llamaba “el chaco”, región que comprendía territorios divididos ahora en varios países, y tan grande como el mapa de Francia, apenas 2.200 jesuitas crearon 33 ciudades, cada una de ellas a cargo de algunos sacerdotes. Las misiones jesuitas tenían una población de 700.000 aborígenes de distintas naciones. Este experimento utópico prolongado por dos siglos, hasta la expulsión de los padres, (1767), es notable no sólo por el grado de progreso material y abundancia que se logró en las Misiones y por la organización semicomunista que se plasmó en ellas, regidas por el principio de que quien no trabaja no comía y en las que la tierra y los talleres eran propiedad de la comunidad, con una porción destinada al mantenimiento de huérfanos y viudas, sino también, porque se realizó en medio de la hostilidad de las autoridades y colonos españoles y las depredaciones y asaltos de los feroces mamelucos de Sao Paulo de Piritinanga, que vivían del tráfico de esclavos.
Portada de San Lorenzo, Potosí
Voltaire, que siempre fue adversario de esta Orden, escribió sin embargo que, con los jesuitas, las Misiones “habían llegado quizá al más alto grado de civilización, que es posible conducir a un joven pueblo y ciertamente a un estado muy superior que el que existía en el resto del nuevo hemisferio. Las leyes eran respetadas, la moral era pura, una feliz hermandad unía todos los corazones, florecían todas las artes útiles e incluso algunas de las ciencias más amenas; la abundancia era universal”.
Misiones jesuítas con aborígenes.
Para los bolivianos, el experimento jesuita tiene otro valor enorme pues gracias a su labor, buena parte de lo que es hoy el Oriente de la República, se salvó de caer en manos brasileñas, pues fueron frecuentes las incursiones de los llamados bandeirantes, siempre repelidos por los selvícolas ya entrenados en las artes de la defensa, por los jesuitas.
La Inquisición
La llamada “Sagrada Inquisición” era un tribunal eclesiástico que escuchaba denuncias contra quienes no profesaban la religión católica, fueran éstos hereies. iudíos o protestantes (a los que se llamaba “luteranos” por Lutero fundador de esa corriente cristiana). Viene de la palabra “inquirir” es decir preguntar, y la Iglesia cristiana, inició estos tribunales hace mil años, después del Concilio de Verona. La Inquisición sirvió infortunadamente para que se cometieran grandes abusos y se aplicara incluso la tortura para arrancar confesiones. Por estos procedimientos se condenó a la hoguera a mucha gente, acusándola de prácticas de brujería o de tener amistad con el demonio. Igual cosa hicieron durante la Edad Media y el Renacimiento, los países protestantes contra los católicos. En América se implantó la Inquisición en el siglo XVI y funcionaron tribunales en México, Lima y Cartagena, ventilándose unos 1.500 juicios.
La inquisición.
Lectura
La iglesia fue lo más visible. Sus campanas eran las que convocaban a las gentes. Sobresalía con sus torres y espadañas, en ciudades y pueblos. El cura, en las reducciones de indígenas, iniciaba en la doctrina a los indios reducidos a un pueblo. Les enseñaba el catecismo y les hacía trabajar en los telares, los obrajes. En las misiones de franciscanos o jesuitas los frailes eran todo: el gobierno, la máquina de propaganda de la fe, la creación original. La iglesia tenía a su cargo muchas cosas que en el mundo moderno son función del Estado. De las órdenes religiosas eran la escuela y la Universidad, la beneficencia, el hospital, la banca. La censura de libros, el control de aduanas para que no entrasen libros o cosas inconvenientes, la aplicación de las leyes de inmigración contra judíos o luteranos, eran funciones del tribunal eclesiástico de la Inquisición. España se defendía de los ingleses por razones internacionales, y de los hebreos por la nueva política instaurada por los Reyes Católicos, pero un inglés era ante todo un luterano, y el hebreo el enemigo de Cristo. Así se hacía entonces la política internacional.
Germán Arciniegas (colombiano) “El continente de siete colores”
Curiosidades de la historia
La orden jesuita adquirió una enorme influencia en los siglos XVI y XVII pero creó también grandes resistencias y celos en los gobiernos europeos y en otras órdenes. El Papá Clemente XIV cediendo a estas presiones disolvió la Orden en 1773 durante 40 años. Pocos años antes, los jesuitas habían sido expulsados de América, por españoles y portugueses. Los jesuitas hacen, además de los tres votos de otras órdenes (castidad, pobreza y obediencia a sus superiores) un cuarto voto de fidelidad al Papa.