Tras siete años de presidir un régimen militar cuyo autoritarismo se mantuvo inalterable Banzer, bajo fuerte presión social y del gobierno de Estados Unidos, convocó a elecciones generales en julio de 1978.
La llegada al poder en 1976 del presidente Jimmy Cárter en Estados Unidos, junto a la nueva política de defensa de los derechos humanos, significó un cambio drástico en la política latinoamericana. Así, las dictaduras alineadas en torno a la “seguridad nacional” anticomunista, ya no tuvieron el apoyo del gobierno de Washington el que, más bien, presionó para la instalación de regímenes democráticos. Ese hecho, más una vigorosa movilización social en todo el país, que culminó con una huelga de mujeres mineras, obligaron a Banzer a anunciar cambios como el retorno al país de los exiliados políticos y convocatoria a elecciones generales. La apertura fue a medias puesto que Banzer eligió al general de Fuerza Aérea Juan Pereda Asbún como candidato oficialista a quien otorgó abierto apoyo. En medio de un gigantesco fraude electoral amparado por una ley antidemocrática, Pereda optó por derrocar a Banzer y proclamarse presidente militar. Permaneció pocos meses en el poder y fue reemplazado por el general David Padilla Arancibia.
La otra historia
Domitila Chungara y Luis Espinal
El 28 de diciembre de 1977, Domitila Chungara, Aurora Villarroel, Nelly Paniagua, Angélica Flores y Luzmila Pimentel, acompañadas de 14 niños, se instalaron en la sede del Arzobispado de La Paz para realizar un ayuno voluntario, porque sus esposos, trabajadores mineros, habían sido excluidos del decreto de amnistía de Banzer. La protesta se extendió para favorecer a todos los presos y exiliados que habían sufrido la misma discriminación y, al mismo tiempo, pedía la derogación de los decretos que prohibían las organizaciones sindicales y que declaraban a las minas como “zona militar”. El sacerdote jesuita Luis Espinal (posteriormente asesinado) secundó esta protesta desde el diario católico Presencia y juntos lograron que participaran 1.200 huelguistas quienes, luego de 22 días, lograron sus objetivos pues Banzer abandonó el poder.
Crecimiento económico y deuda externa
El auge económico de los años 70, dio viabilidad y concitó a poyo a Banzer. En1974, el precio del estaño, subió al doble de lo que era en los años inmediatamente anteriores. El algodón, cuya área sembrada alcanzó extensiones sin precedentes durante esta época, unido a la producción de arroz y azúcar, experimentaron también precios favorables. Lo mismo ocurrió con el petróleo y el gas, el primero exportado al mercado internacional y el segundo a la Argentina. Estos excedentes económicos se reflejaron en una balanza comercial favorable y un crecimiento como pocas veces el país había experimentado antes. Pero junto a esta realidad se produjo un descontrolado endeudamiento externo ya fuera a través de créditos directos obtenidos por el gobierno central y las entidades estatales o en forma de avales que el Banco del Estado otorgaba a la empresa privada. Todo esto sucedía a raíz de la fácil oferta de dinero en moneda dura (dólares, yenes, marcos) originada en los países exportadores de petróleo afiliados a la OPEP. Las inversiones que se hicieron a través de créditos con intereses onerosos se canalizaron, principalmente, a través de las Corporaciones Regionales de Desarrollo cuyos proyectos resultaron económicamente inviables. Apareció así el fantasma de la deuda externa cuyos efectos negativos empezaron a sentirse a fines de 1977. Por otro lado, los empresarios privados consideraban a Banzer demasiado “estatista” y le retiraron el apoyo que antes le habían brindado. Todo eso contribuyó a precipitar su caída.
La escamoteada amnistía
El anuncio de liberación de prisioneros políticos y de que retornarían al país todos aquellos que habían sido forzados a emigrar durante el gobierno de Banzer, estuvo severamente restringido. El politólogo francés J. P. Lavaud, proporciona esta versión de aquellos acontecimientos: “desde 1972, los decretos de amnistía se habían limitado a grupos reducidos de prisioneros o expatriados entre los que se incluían prisioneros comunes o falsos sospechosos arrestados en la víspera, con la única finalidad de que la lista de amnistiados no fuera demasiado corta. En 1977 la campaña a favor de la amnistía fue muy vigorosa. Promovida por la Asociación de Derechos Humanos, durante seis meses logró una gran movilización concluyendo el 10 de diciembre con conferencias de prensa en 11 capitales europeas y americanas. La Iglesia Católica, a través de la Conferencia Episcopal, también se pronunció por una amnistía amplia e irrestricta. El gobierno cedió sólo parcialmente pues de 52 presos políticos sólo 33 son puestos en libertad mientras los 19 restantes deben ir a juicio. De los 632 exiliados (de acuerdo al Ministerio del Interior), se prohibió el retorno al país de 384”.
Mientras, qué pasaba en el mundo
Acuerdos de Camp David.
1978. Israel y Egipto inician el camino de la paz, por iniciativa del presidente estadounidense Jimmy Carter.
Nicaragüense
1979. Los sandinistas ponen fin a la dictadura de Anastasio Somoza Debayle. Triunfa la revolución nicaragüense.
Fin de la viruela
1979. La organización Mundial de la Salud (OMS) anuncia la desaparición de la viruela después de dos años sin ningún caso declarado de la enfermedad.