Un virrey que supo condolerse de la situación de los mitayos, el Conde de Lemos, escribió a España: “No es plata lo que se lleva España, sino sangre y sudor de los indios".
Desde el comienzo de la conquista, la política de la corona española consistió en aprovechar la existencia de una densa población indígena para incorporarla a la fuerza de trabajo de las minas y a la producción de alimentos. A ese fin se instituyó la encomienda que consistía en encomendar, para su evangelización, a un determinado número de indios que formaban parte de una comunidad. Estos se encontraban sujetos a pagar una contribución, en dinero o en especie, llamada tributo, con destino al tesoro real pero que, al mismo tiempo, beneficiaba al encomendero. La encomienda también fue conocida como “repartimiento” debido a la asignación de esos indios, a los españoles prominentes afincados en América.
La institución de la encomienda dio origen a numerosas controversias y, a mediados del siglo XVI se produjo la sublevación de los encomenderos que terminó con la derrota y ajusticiamiento del jefe de ellos, Gonzalo Pizarro, por el pacificador La Gasca en la batalla de Xaxixauana.
El encomendero, no tenía derecho formal a la propiedad de la tierra pues ella se conservaba en poder de las comunidades indígenas. Sin embargo, la introducción de innovaciones tecnológicas europeas como el arado de hierro y otras herramientas metálicas, las bestias de carga y silla, la comercialización a través del mercado y otros elementos, determinaron que el encomendero resultara siendo el beneficiario directo de la producción de la tierra.
LA MITA EN INDIAS.
El debate de Valladolid.
Entre 1550 y 1551 se llevó a cabo el famoso debate de Valladolid (España), entre Fray Bartolomé de las Casas y el humanista y cronista real Juan Ginés de Sepúlveda, sobre la manera adecuada de tratar a los indios.
BARTOLOMÉ DE LAS CASAS. Las guerras contra los indios son escandalosamente injustas, deben cesar todas las conquistas si la real conciencia había de mantenerse limpia.
Reducir a los indios por medios pacíficos, para enseguida lograr su conversión en fieles súbditos de la monarquía española. Exigió al rey de España la anulación de encomiendas y repartimientos, la restitución de la libertad de los indígenas.
JUAN GINÉS DE SEPÚLVEDA
La guerra es natural y a veces justa, legal y necesaria contra los naturales debido a: La gravedad de los pecados de los indios, en especial sus idolatrías.
El carácter rudo de su naturaleza y su entendimiento limitado, los obligaba a servir a personas que tuvieran una conducta más civilizada, como era el caso de los españoles.
La necesidad de difundir la fe, previa sumisión de los naturales.
La Mita y los mitayos.
La explotación del mineral de plata en el cerro de Potosí exigía mano de obra abundante y barata que los españoles encontraron en la población indígena. A ese fin, el virrey Francisco de Toledo, en 1572, reglamentó la institución de la mita, forma de trabajo obligatorio y forzado conocida por los indios desde la época prehispánica. En aplicación de la mita, se seleccionaron 14 provincias tanto en el Alto como en el Bajo Perú, que anualmente debían enviar a Potosí trabajadores indígenas o mitayos quienes debían hacer el largo y penoso recorrido llevando consigo a sus familias y efectos personales.
Las condiciones de trabajo en las minas eran muy duras por la miserable remuneración que recibían los mitayos y por las dificultades del trabajo en los oscuros y húmedos socavones. Por otro lado, la mita ocasionó un masivo despoblamiento de las áreas rurales con la consiguiente disminución en la producción de alimentos. Estos factores determinaron que la mita fuera impugnada por las propias autoridades españolas, muchas de las cuales abogaban por su abolición. Victorian de Villalba, fiscal de la Audiencia de Charcas, en el último tercio del siglo XVIII, se convirtió en abanderado de la causa que proponía la supresión de la mita, alegando razones de tipo tanto moral como económico. Sin embargo, ella continuó inalterable hasta la creación de la república. Una vez instaurada ésta, el trabajo en las minas continuó siendo duro y hasta inhumano debido, entre otras cosas, a las estrechas galerías en que se presentan los depósitos minerales.
LEYES NUEVAS.
Bartolomé de las Casas, Obispo de Chiapas, presentó a los reyes de España una serie de reformas que se concretaron en un cuerpo de leyes para proteger a los indígenas; se llamaron "Leyes Nuevas” dictadas en Valladolid, el año 1542.
Algunos puntos que contemplaban fueron:
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Los indios son vasallos libres de la Corona.
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Tienen derecho a la vida, salud y propia conservación.
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Pueden libremente disponer de sí mismos y de sus cosas.
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Deben ser educados e instruidos en la Religión Cristiana.
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Tienen derecho a exigir justicia contra las injurias de los españoles.
En la práctica, estas leyes no se cumplieron; continuó la explotación desenfrenada del Nuevo Mundo a expensas de sus habitantes sin que nadie pudiera impedirlo.