LA MITA Y LOS MITAYOS.
La explotación del mineral de plata en el cerro de Potosí exigía mano de obra abundante y barata que los españoles encontraron en la población indígena. A ese fin, el virrey Francisco de Toledo, en 1572, reglamentó la institución de la mita, forma de trabajo obligatorio y forzado conocida por los indios desde la época prehispánica. En aplicación de la mita, se seleccionaron 14 provincias tanto en el Alto como en el Bajo Perú, que anualmente debían enviar a Potosí trabajadores indígenas o mitayos quienes debían hacer el largo y penoso recorrido llevando consigo a sus familias y efectos personales.
Dibujo - La mita y los mitayos.
Las condiciones de trabajo en las minas eran muy duras por la miserable remuneración que recibían los mitayos y por las dificultades del trabajo en los oscuros y húmedos socavones. Por otro lado, la mita ocasionó un masivo despoblamiento de las áreas rurales con la consiguiente disminución en la producción de alimentos. Estos factores determinaron que la mita fuera impugnada por las propias autoridades españolas, muchas de las cuales abogaban por su abolición. Victorian de Villalba, fiscal de la Audiencia de Charcas, en el último tercio del siglo XVIII, se convirtió en abanderado de la causa que proponía la supresión de la mita, alegando razones de tipo tanto moral como económico. Sin embargo, ella continuó inalterable hasta la creación de la república. Una vez instaurada ésta, el trabajo en las minas continuó siendo duro y hasta inhumano debido, entre otras cosas, a las estrechas galerías en que se presentan los depósitos minerales.
LEYES NUEVAS.
Dibujo - Bartolomé de las Casas y las leyes nuevas.
Bartolomé de las Casas, Obispo de Chiapas, presentó a los reyes de España una serie de reformas que se concretaron en un cuerpo de leyes para proteger a los indígenas; se llamaron "Leyes Nuevas” dictadas en Valladolid, el año 1542.
Algunos puntos que contemplaban fueron:
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Los indios son vasallos libres de la Corona.
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Tienen derecho a la vida, salud y propia conservación.
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Pueden libremente disponer de sí mismos y de sus cosas.
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Deben ser educados e instruidos en la Religión Cristiana.
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Tienen derecho a exigir justicia contra las injurias de los españoles.
En la práctica, estas leyes no se cumplieron; continuó la explotación desenfrenada del Nuevo Mundo a expensas de sus habitantes sin que nadie pudiera impedirlo.