La República de Bolivia, nació por determinación de la Asamblea Constituyente celebrada en Chuquisaca entre junio y septiembre de 1825, con representantes de las provincias de Charcas.
De los 48 diputados, solamente José Miguel Lanza había participado en la lucha por la causa patriota. El resto, fueron juristas y clérigos formados en la célebre Universidad Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca.
La Asamblea, presidida por el Dr. José Mariano Serrano, significó la culminación exitosa del histórico decreto del 9 de febrero de 1825 dictado por el Mariscal de Ayacucho.
Los diputados, por espacio de tres semanas, analizaron en profundidad el futuro de las provincias de Charcas. El Mariscal Sucre, ratificando su vocación democrática, dejó en plena libertad a los representantes para que tomaran sus determinaciones.
CRONOLOGÍA.
1825.
10 Julio. Se instala la Asamblea Constituyente en Chuquisaca.
6 agosto. Se firma el Acta de la Independencia, documento redactado por los Dres. Serrano, Olañeta, Urcullu Dalence, Centeno, Mendizábal, Asín, todos ellos doctores de Charcas.
10 agosto. La nueva república es nominada Bolívar (luego, Bolivia) y, su capital, Sucre. Al Libertador se le confiere la facultad de gobernar el flamante Estado, mientras permanezca en suelo nacional, donde estuvo entre agosto y diciembre.
13 agosto. Los diputados aprueban la Constitución en base a un presidente vitalicio y un Poder Legislativo compuesto por cuatro poderes.
17 agosto. La Constituyente crea los símbolos patrios: Bandera y Escudo. Aprueba las monedas nacionales (oro/plata) con grabados adecuados a la nueva realidad.
18 agosto. Bolívar, luego de atravesar el Desaguadero, llega a La Paz. Posteriormente, se traslada a Chuquisaca y Cochabamba. Promete gestionar ante el gobierno peruano el reconocimiento de la independencia de Bolivia.
Ni Argentina ni Perú: Bolivia.
En el seno de la Asamblea, se presentaron tres alternativas: Unirse a las Provincias del Río de la Plata (Argentina); formar un solo Estado con Perú, o crear un Estado libre e independiente, tanto de España como de Argentina y Perú. Esta última proposición fue aprobada por unanimidad; dos votos, solamente, de la representación paceña, favorecían la unión con el Perú, pero también firmaron el acta de independencia.
Así nació la República de Bolivia, acontecimiento histórico que fue consagrado en el acta, documento grandilocuente que reseña la larga y dolorosa lucha por alcanzar la Patria propia. Aunque se alcanzó la independencia, no se introdujeron las reformas necesarias para mejorar la vida de las mayorías indígenas cuya situación en nada cambió con respecto a la época colonial. Los protagonistas fueron los criollos que pensaron en sus intereses más que en los de aquellos que tanto contribuyeron por darnos patria libre.
EL TERRITORIO BOLIVIANO
Los límites de la República de Bolivia fueron fijados en 1825 en base a la jurisdicción de la Real Audiencia de Charcas mediante la aplicación del principio del Utti Posidettis Juris (has poseído, estás poseyendo y seguiréis poseyendo). La Audiencia abarcaba cuatro provincias: Charcas, Potosí, La Paz y Santa Cruz con capital Cochabamba más los territorios de Mojos y Chiquitos. Originalmente, la extensión territorial de Bolivia era de 2.373.256 Kms2.
“PROTECTOR” DE LA PATRIA.
La Asamblea Constituyente, con el propósito de revertir los alcances del decreto de 16 de mayo de 1825 que supeditaba la Independencia boliviana a la decisión del congreso peruano, confirió al Libertador, los máximos honores, dándole la potestad de gobernar la República durante todo el tiempo que permaneciera en ella. Estas resoluciones le fueron comunicadas a Bolívar por los delegados oficiales de la asamblea, Casimiro Olañeta y José María Mendizábal, quienes se trasladaron para recibirlo en La Paz. Ante esta situación Bolívar aceptó la creación del nuevo Estado.
SITUACIÓN ECONÓMICA
Al nacer Bolivia a la vida independiente, atravesaba una profunda crisis económica motivada por el efecto devastador de las guerras de independencia. Miles de minas fueron abandonadas y terminaron inundándose. A esto se añadía el alza en los costos de producción minera, las dificultades para importar azogue desde España, y la escasez de mano de obra debido a la caída demográfica provocada por la guerra.
La producción agropecuaria, artesanal y obrajera también sufrieron los efectos de la guerra, a lo cual se sumó la competencia que inmediatamente surgió de la producción de los países vecinos. Esa situación, condujo a que el tesoro de la nueva república se nutriera casi exclusivamente del tributo de la población indígena.