Artesanías

Creaciones “for export”

René Mamío González es el vigilante del Centro Cultural Tacana de la plaza del municipio de San Buenaventura, al norte de La Paz. En el lugar hay un ramillete de artesanías en oferta. “Hay figuras usadas desde nuestros antepasados para comunicarse.  El jaguar es como un cuidador.  El sapito atrae el dinero y la suerte.  La araña es vista como una tejedora laboriosa.  El escorpión significa que algo empieza y termina a la misma hora: su picadura inicia a una hora y termina al día siguiente a la misma hora.  La serpiente implica la astucia e inteligencia...”.

Las cerámicas, collares, manilleras, cestas, llaveros, fajas o tejidos expuestos en el ambiente armado al mejor estilo de la etnia tacana sobresalen por la simbología originaria expresada en barrigas de tarántulas o de petas, mariposas, tijeras, alacranes, mujeres y hombres, colas de pájaro, flores, patas de perros, enredaderas que hacen referencia a la escalera empleada por los espíritus, colas de caimán e incluso intestinos. Modelos recurrentes en el arte de esta cultura, arguye Mamío, los cuales son mostrados en la infografía que acompaña esta página.

En la mitología tacana, el espíritu Deovoaval es el encargado de la enseñanza de la caza y el tejido.  “Nos hizo imitar sus diseños. Los utensilios que necesitamos son sus regalos”.  Las esteras (alfombras tejidas con fibras de palma) diagonales se llaman “punta arriba”, y las con diseño paralelo, “figura de murciélago”.  Los predicadores evangelistas John e Ida Ottaviano señalan que los tejidos de algodón son trabajos característicos de la mujer de esta etnia, sea una linda mochila (maricu), un portafusil o correas para la carga.  El hombre es orgulloso de las creaciones de su esposa.

Ella emplea algodón blanco de fibra corta y café.  El proceso de cardarlo es difícil: se separan las semillas a mano, luego es machacado y estirado en hebras paralelas, y se guarda en un rollo.  Para hilarlo, se coloca el huso de madera entre el dedo mayor y el segundo dedo del pie, con el otro extremo girando sobre la pierna o un tronco de balsa.  Se lubrica el huso con ceniza; así sobre éste se enrolla el hilo. Para el teñido se hacen tintas de hojas nativas, sobre todo los colores udhuri, que varía de un azul pálido a otro oscuro; el iridhia, morado oscuro, y el shaina, rosado pálido.

La cestería forma parte del menú de sus artesanías.  En ella las tacanas emplean diseños cuadrados y diagonales.  Por ejemplo, la canasta dite tada, hecha con hojas secas de palmera reforzadas por una liana y que ellas usan para llevar productos.  La tsuta, canasta pequeña tejida de astillas de bambú en forma redonda y cuadrada donde se guardan el algodón y las herramientas para el hilado. Los hombres emplean la chiquitu como mochila, con el lado dorsal tejido en diagonal y los márgenes como rejilla hexagonal, todo esto hecho de corteza de palmera.

El listado no termina allí. Una cuna mecedora o chahui dequi es suspendida por las cuatro esquinas con corteza trenzada.  Aparte, hay dos clases de esteras, hasta tejidas por los hombres: la situ, hecha de hojas de la palmera chucho, tiene un largo de unos dos metros y su ancho es determinado por el largo de las hojas y es usada como cama, mesa, pared, alfombra para poner el bebé o para asolear los granos; y la dipe, de unos treinta centímetros por un metro, hecha de hojas de palmera motacú, cuyo cordaje es trenzado de la corteza interna del árbol llamado balsa.

En la alfarería, los Ottaviano dicen que los utensilios cerámicos son destinados al uso diario.  “Son bien hechos, sin adornos y no enlozados; sin embargo, a veces imprimen huellas de plumas en las ollas. Tienen por lo menos siete ollas distintas, cada una con su propio nombre.  Las más importantes son las grandes, de unos 40 litros, que sirven para preparar y guardar la chicha. Otro dato es que en tiempos antiguos parece que los tacanas usaban instrumentos labrados de piedra, por los artículos encontrados en sus zonas, como hachas de piedra y un huso de piedra”.

Para impulsar el rubro, el Consejo Indígena del Pueblo Tacana creó el proyecto de recuperación, mejoramiento y comercialización de artesanías para promover iniciativas económicas basadas en el manejo sostenible de productos no maderables del bosque.  Las aldeas que participan en el plan son Macahua, Tumupasa, Bella Altura, San Silvestre, San Miguel y Buena Vista; esta última logró que 15 mujeres apren-dieran, con profesoras tacanas, a hilar el algodón, procesar las fibras jipi japa y miti mora, teñir y tejer como lo hacían sus antepasados.

Los trabajos son expuestos en el Centro Cultural Tacana y la idea es implementar en el futuro un fondo rotatorio que permita el acopio de artesanía y la promoción de ésta en el mercado externo.  Mamío no duda de que la exportación llegará muy pronto.  “Ya hemos tenido contactos con algunos propietarios de tiendas regionales en las ciudades de La Paz y Cochabamba que quieren comprarnos al por mayor y por cada mes.  De ahí empezaremos y luego veremos afuera.  Hay productos desde diez bolivianos, como llaveros y joyeros, hasta cien bolivianos los tallados en bandejas grandes”.