Tacanas

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"El pueblo de la Amazonía que se resistió a la conquista de los incas"

HISTORIA Y MITO

El jefe triunfador de los grupos humanos

Melchor Marupa Navi dice que, desde el 27 de mayo, Día de la Madre, el frío no paró en la población tacana de San Silvestre, lo cual trajo resfríos y tos entre sus habitantes. “Ni los curanderos nos salvaron del surazo”. ¿Y sus dioses? “Casi todas nuestras tradiciones se han perdido entre los jóvenes.  Pocos creen en ellas.  Casi nadie habla de los espíritus de los árboles ni de dónde hemos venido los miembros de mi etnia.  El legado de los abuelos no aparece y por eso hace frío”.  Se sujeta su camisa desabotonada mientras se sienta a la puerta de su casa.

La nación tacana ocupa regiones del Beni, La Paz y Pando.  Una cultura impregnada de una mitología sin límites, la cual es expuesta en su Centro Cultural erigido en el municipio de San Buenaventura.  Según ésta, Dios creó el cerro Caquiahuaca para que cuide todas las cosas de la tierra, cerca de la comarca Tumu-pasa (piedra–blanca), a dos horas de viaje en coche desde tierra sambueneña.  El fundador de su pueblo fue Tacana, el jefe triunfador de los grupos humanos, allí donde manda la Madre Tierra o Eauaquinahi, la Pachamama desde que los quechuas llegaron a sus predios.

Para el antropólogo José Teijeiro Villarreal, “nadie pudo establecer el significado de la palabra tacana”.  Su colega Wigberto Rivero Pinto sostiene que el origen de esta etnia no tiene un periodo exacto y se mezcla con los datos de la mayoría de los grupos originarios de la amazonia.  “Unos dicen que sus miembros emigraron desde la costa en el Caribe, lo que hoy es Venezuela y Brasil.  Pero hay referencias de que moraban esta región del norte paceño antes del imperio Inca y de la Colonia española.  Por ello, gran parte de la población rural de Pando y Beni es de procedencia tacana”.

Habitantes del Antisuyo

La historia oficial manejada por esta nación indígena se divide en Preincaica, Colonial, Republicana y Actual.  En el primer periodo sus dominios comprendían los ríos Beni, Madre de Dios, Madidi y Tui-chi.  Sus integrantes de entonces habitaban la zona del Antisuyo y se resistieron a la conquista incaica.  No obstante, Rivero plantea que la invasión de los incas logró desestructurar su organización social y les obligó a aceptar una tarea de intermediación entre la cultura andina y las de la amazonia.  “Pero se ha sostenido también que la interacción entre las tierras altas y las bajas data del periodo de la cultura Molió (hacia el 1200 después de Cristo)”.

Los misioneros evangélicos John e Ida Ottaviano, que vivieron con los tacanas en los años 60 del siglo pasado, relatan que éstos no fueron subyugados por los incas.  Eso sí, sus mitos hablan con temor y respeto del monarca imperial y afirman que fue él quien vino a sus áreas y volvió rica a Ixiamas (hoy en la provincia Iturralde de La Paz), mientras que algún disgusto que tuvo en Tumupasa causó la pobreza de esta localidad y que estuviera cubierta con rocas, de lo cual derivaría su nombre originario.  La palabra tacana para el hombre blanco es viracocha, nombre de un dios inca; de allí la influencia quechua en esta cultura.  Los tacanas, cuentan que desde 1780 pagaron tributo a la Colonia con cacao silvestre.  “En los siglos XVI y XVII, los españoles enviaron 20 expediciones en busca del mito de Eldorado o Paitití; de éstas, el primer registro sobre ellos es de 1539, durante la realizada por Pedro Anzúrez, quien ingresando por los caminos del actual Perú, en un intento de ubicar la región de Moxos, llegó a los llanos de Apolobamba, donde primero conoció noticias de la familia tacana asentada sobre los márgenes de los ríos Omapalcas, Diabeni o Beni y el Tuichi”.

Anzúrez, afina Rivero, informó de indígenas que vivían en asentamientos de 100 a 300 personas, en casas comunales, combinando la agricultura con la caza y la pesca.  Eran dirigidos por jefes (ecuaí) y chamanes y sostenían diversos conflictos interétnicos, especialmente con los miembros de las etnias circundantes de los lecos y los mosetenes.  Hasta que a finales del siglo XVII los misioneros franciscanos llegaron al pueblo tacana: los textos recogidos indican que hasta este tiempo los originarios no usaban ropa alguna y los hombres tenían el cabello largo recogido en colas.

Así, en 1617 se creó la misión de Trinidad del Yariapu, que en 1713 se trasladó a la actual Tumupasa. Posteriormente se formaron en esta zona las misiones de Ixiamas y San José de Uchupiamonas con grupos de diferentes pueblos, como los tacanas, pamainos, saparunas, toromonas, araonas, marcanis, chiyulos (chilluvos), huacayanas y guarisas.  Los franciscanos les enseñaron a usar prendas de vestir y los varones empezaron a cortarse el cabello.  Los misioneros igual escribieron un catecismo en su lengua para facilitar el trabajo de los clérigos.

En la vida republicana, señala un texto del Consejo Indígena del Pueblo Tacana (Cipta), se presentó el proceso de la explotación de la quina (1850-1860), el caucho (1880) y la castaña (1930), actividades que incrementaron la demanda y abuso de transportadores tacanas, sobre todo cargadores, operarios y balseros, para el intercambio económico entre las ciudades andinas y la amazonia, provocando la migración, muchas veces forzada, de algunas familias de esta etnia a los Yungas, mientras que otras se concentraron en los puertos de Rurrenabaque y San Buenaventura.

“En 1953, la Reforma Agraria no nos benefició, su énfasis fue en la zona andina. Recién en 1986 tres comunidades obtuvieron títulos de propiedad.  En los años 60 se inició la explotación forestal, lo cual luego se intensificó con la apertura del camino de San Buenaventura hacia Ixiamas, en 1990. Esta carretera trajo y aún trae a emigrantes aymarás, quechuas y extranjeros hacia nuestro territorio, y también intensifica el tráfico de cueros de felinos y caimanes”.  Así, los tacanas iniciaron en la anterior década la lucha por la tenencia de los predios habitados por sus antepasados.

El Norte de los Tacanas

En la actualidad, la nación tacana está dispersa entre los departamentos de Pando, en las provincias de Madre de Dios y Manuripi; Beni, en la provincia Ballivián, y la mayoría de su población se encuentra en la provincia Abel Iturralde, sección Ixiamas y San Buenaventura del departamento de La Paz; en esta última región comparten el espacio con el Área Natural de Manejo Integrado Madidi y el Parque Nacional Madidi.  La principal organización que aglutina a 24 comunidades repartidas entre La Paz y Pando es el Consejo Indígena del Pueblo Tacana. Entre las comarcas pandinas del Cipta establecidas al lado del río Madre de Dios se encuentran Mercedes, Toromona, El Tigre y Puerto Pérez.  En el norte paceño se hallan las siguientes: San Miguel de El Bala, Villa Alcira, Capaina, Bella Altura, Buena Vista, Altamarani, Tres Hermanos, Copacabana, San Antonio del Tequeje, Carmen de Emero, Macahua, Santa Fe, San Pedro, Tumupasa, San Silvestre, Santa Rosa de Maravilla, San José de Uchupiamonas, Carmen Pecha, Cachichira y Esperanza de Enapurera.  Dos docenas de villorios que han aunado esfuerzos productivos.

Hoy esta nación originaria está dispersa entre los departamentos de Pando, en las provincias de Madre de Dios y Manuripi; Beni, en la provincia Ballivián, y la mayoría de su población se encuentra en la provincia paceña Abel Iturralde

Rivero precisa que originalmente el territorio tacana formaba parte de la provincia Caupolicán, que involucraba a San Buenaventura e Ixiamas, hoy denominada provincia Abel Iturralde.  Teijeiro adiciona que los integrantes de esta etnia del norte amazónico son relativamente nuevos, de comienzos del siglo pasado, y no pueden ser acaparados en cuanto a edad con los tacanas de Iturralde.  Mientras, los evangélicos Ottaviano subrayan que éstos no son un pueblo de montaña, sino de bosque porque la mayor parte, si no toda su existencia, la pasan en la llamada “selva baja”.

¿Y cuántos pobladores tacanas hay en Bolivia? El antropólogo Álvaro Diez Astete postula que alrededor de 1910 no tenían más de 100 familias.  No obstante, según los números del Censo de 2001, los tacanas suman 3.580, aunque los estudios de Ramiro Molina y Xavier Albo estiman que son aproximadamente 7.345.  Pero las cifras continúan: por ejemplo, el Cipta maneja que, según el primer Censo Indígena Rural de las Tierras Bajas y la Amazonia, de 1994, el pueblo tacana tiene 5.058 habitantes distribuidos en La Paz (3.109), Beni (1.469) y Pando (480).

Hoy, esta entidad indígena calcula que solamente en la tierra comunitaria de origen (TCO) Tacana I, al norte de La Paz, hay 20 aldeas con 661 parentelas nucleares con 3.059 miembros; y en la TCO Tacana II, cuatro villorios con 666 integrantes.  Más aún, Rivero asegura que los tacanas ascienden a 7.056; y el estudio etnográfico de los Ottaviano informa que hasta los años 60 este grupo étnico se componía de 3.000 a 5.000 personas que vivían en las selvas montañosas al este de los Andes en Bolivia.  Para Teijeiro, sólo algo es seguro: “Los tacanas han crecido en los últimos años”.

Una de las comunidades tacanas de la provincia paceña Iturralde es San Silvestre. Un lugar donde conviven 20 familias y que fue visitada por Domingo junto con el presidente de la organización territorial de base de la localidad, Feliciano Chau Yoamona.  Un sitio donde impera la precariedad pero que rebosa de alegría por la amabilidad de sus estantes, que no cesan en el trabajo desde temprano en el día: los hombres en los cultivos y las mujeres con las labores del hogar.  Expresión de la cultura tacana que fue parte del imperio Inca y que aún pugna su territorio con otros “enemigos”.